Hubo un tiempo que no fue nada hermoso y en que la Selección Argentina estaba lejos de ser el Equipo de Todos: los jugadores no querían ser citados, no había entrenador fijo, la gente le daba la espalda. Todo eso cambió a partir del período en que César Luis Menotti se hizo cargo del seleccionado con un proyecto a largo plazo, y el público del fútbol terminó de fanatizarse con Diego Maradona en México 1986. Desde entonces, la Selección es un equipo poderoso cuya dueña, la Asociación del Fútbol Argentino, cobra cachets superiores al millón de dólares por partido para presentarla, en una escalada que parece no tener techo. O parecía: el Barcelona vuelve a enfrentar a la AFA por las cesiones de su estrella, Lionel Messi, pretende tener que entregarlo sólo para partidos oficiales y, si se sale con la suya, podría producirse una catarata de demandas similares que acaben por menguar el valor de mercado de la Selección, un valor algo devaluado por los últimos resultados en las Eliminatorias. Lo paradójico es que el equipo nacional es una máquina de hacer dinero con un capital, el futbolístico, que no le pertenece a la AFA sino a los clubes dueños de los pases de los futbolistas.

El director deportivo del Barcelona, Txiki Beguiristain, está en la Argentina para negociar con dirigentes de la AFA su pretensión de no ceder a Messi más que para partidos oficiales, que por el momento son los de las Eliminatorias. Beguiristain tuvo varios duros cruces con Julio Grondona, el presidente de AFA, en las dos tensas semanas previas a los Juegos Olímpicos, cuando el Barcelona se negaba a autorizar el viaje de Messi a Beijing y el futbolista rosarino no se esforzaba demasiado por tratar de imponer su punto de vista. Por lo pronto, una de las condiciones que se arregló en su momento para que el Barcelona liberara a Messi luego de su pretemporada en Escocia fue que la AFA lo liberase del próximo compromiso amistoso de la Selección, el miércoles 19 de noviembre, precisamente ante Escocia, en Glasgow.

Beguiristain, que vino al país acompañado por el director de fútbol del club, Raúl Sanllehí, y el dirigente Albert Perrín, quienes se quedarán a presenciar el partido del sábado frente a los uruguayos, pretende que esa liberación se prolongue para otros amistosos. La AFA tiene un convenio con el grupo ruso Renova para la disputa de 24 amistosos, por los que cobrará en total 18 millones de dólares, y que vence en 2011. Después del de Glasgow, están arreglados dos amistosos para 2009, contra Francia, en Londres, el 11 de febrero, y contra Hungría en Budapest el 20 de agosto.

La Selección Argentina ganó sus pergaminos mucho antes de que Lionel Messi fuera convocado para su debut, casualmente ante Hungría en Budapest, en agosto de 2005. Su ausencia no debiera disminuir el valor del equipo argentino, especialmente teniendo en cuenta que el contrato con Renova estipula un pago de 750 mil dólares por amistoso, un valor del cual ya se cobró la mitad. Sin embargo, otros amistosos pueden no correr la misma fortuna, y el precedente que pudiera establecerse con Messi y el Barcelona podría arrastrar a otros equipos de Europa a solicitar la misma medida.

La disputa entre los clubes europeos, que no quieren ceder a los futbolistas por los que pagaron decenas de millones de dólares, y la FIFA, que agrupa a las asociaciones nacionales que hacen negocio con el capital ajeno, no es novedosa. Esta negociación puede resultar uno de sus capítulos más interesantes.

Messi, que ayer se sumó al plantel que conduce Alfio Basile para los partidos de Eliminatorias del sábado, contra Uruguay en el Monumental, y el martes, contra Chile en Santiago, fue citado ayer por el diario catalán Sport como más propenso a ganar títulos con el Barcelona y con la Selección antes que conquistar el Balón de Oro al mejor jugador del mundo. “No me vuelvo loco con eso, la verdad. Estoy muy tranquilo, como siempre. Si llega, llega, y sería maravilloso, claro, pero prefiero ganar cosas con mi equipo y con la selección de mi país. Es lo más importante”, aseguró. Los amistosos, claro, no permiten ganar mucho: sólo el dinero que la AFA embolsa como cachet.

“Hay que ganar, claro –dijo el rosarino a su llegada–. Hubo partidos en los que no hemos jugado bien, pero en otros no ganamos por mala suerte. La verdad es que está todo tan parejo que si te ganan, el que está abajo te pasa. No hay que descuidarse. Tenemos todo para mejorar y crecer como equipo.”