Miércoles, 29 de abril de 2009 | Hoy
DEPORTES › CARLOS BIANCHI DESMINTIó QUERER DESPLAZAR A CARLOS ISCHIA
El manager general de Boca le apuntó a un sector de la dirigencia del club y aseguró que se respetará el contrato del entrenador, que vence a fin de año. “Si tengo que pelearme con Ischia a causa del fútbol, dejo todo y me voy a mi casa.”
Carlos Bianchi está enojado. No con el técnico de Boca, Carlos Ischia, su amigo desde los ’80, como buscó instalar un rumor que él mismo se encargó ayer de desmentir, sino con un sector de la dirigencia del club que, afectada por su nombramiento como manager general y su injerencia en la compraventa de jugadores, buscan debilitar su imagen frente a los hinchas. “Sé que muchos desearían que no esté acá, gente cercana a Boca, porque soy molesto y pongo incómodas a ciertas personas”, confió el DT más ganador en la historia de Boca.
Aunque Bianchi, caballero si los hay en materia de códigos futboleros, no los apunte con el dedo, quienes se sienten amenazados desde su contratación como manager general, para el que fue convocado y firmó hasta el 2011 por el presidente de la institución, Jorge Amor Ameal, serían José Beraldi y Juan Carlos Crespi. Antes de la muerte de Pedro Pompilio, ambos ocupaban las vicepresidencias segunda y tercera de la Comisión Directiva, cargos político-administrativos pero no de elección directa. Eran los encargados del departamento de fútbol profesional del club y quienes participaban de todas las negociaciones de compraventa de jugadores, así como también de las renovaciones contractuales.
Cuando Ameal convocó a Bianchi, para lo cual le ofreció un suculento contrato en dólares –1,7 millón por temporada–, Beraldi puso el grito en el cielo y hasta aprovechó sus contactos con el ambiente del básquetbol para dejar sentada su disconformidad con las medidas del flamante presidente que, además, también restringían el gasto del equipo que participa en la Liga Nacional. Otro que se quejó por el arribo de Bianchi en esa otra función fue el ex presidente del club y actual jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Con el golpe de timón que significó la asunción de Ameal, sus delfines habían perdido terreno.
Lo que Ameal buscaba con Bianchi era, ni más ni menos, emprolijar lo concerniente a la cartera de negocios del club. La figura de manager general, como ocurre en los mejores clubes europeos, fue la herramienta elegida. “Sé el trabajo que tengo que cumplir”, sostuvo ayer Bianchi en su presentación ante la prensa. “Si me quieren hacer cosas en las que no estoy de acuerdo, con 60 años que vengo de cumplir, a mí no”, agregó. A buen entendedor, pocas palabras. Lo que Bianchi quiere es hacer las cosas derechas. “En toda tratativa de compra y venta tiene que haber dirigentes diferentes junto a mí, porque el mundo del fútbol es muy chiquitito y para dañar a la gente que es correcta se necesita solamente un lápiz o micrófono”, remarcó.
El rumor señalaba una ruptura entre Bianchi e Ischia, producto de los malos resultados obtenidos por el equipo en el torneo local y el último partido por la quinta fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores, donde Boca marcha primero en su zona, aunque para obtener la clasificación necesita no perder por más de tres goles frente al Deportivo Táchira mañana en la Bombonera, algo que resulta improbable. Y hasta se habló de posibles sucesores del DT, como Alfio Basile o Gustavo Alfaro.
Pero Bianchi desmintió todo. “Carlos (Ischia) tiene contrato hasta el 30 de diciembre de 2009 y Boca lo va a respetar –sentenció–. Le quieren hacer perder la paciencia al hincha de Boca y eso no es bueno. Sabemos que tenemos problemas, pero creo que quieren crear problemas donde no existen. Quieren hacerme aparecer como que me peleé con Carlos; él es mi amigo, si me tengo que pelear con él por el fútbol prefiero dejar esta actividad e irme a mi casa –argumentó–. Con Carlos hablo poco de fútbol. Nunca le pedí la formación del equipo. Lo dejo tranquilo, que él haga su trabajo.”
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