DEPORTES › VENCIO AL BOLIVAR Y ES FINALISTA DE LA SUDAMERICANA
A San Lorenzo no le sobró nada
Ganaba 3-0 cómodo promediando el primer tiempo pero el Bolívar se puso 3-2. Definió Astudillo –dos goles– a diez del final.
San Lorenzo derrotó en interesantísimo partido al excelente Bolívar boliviano por 4-2, sacó la diferencia de dos goles que necesitaba y accedió a la final de la Copa Sudamericana que disputará con el Atlético Nacional de Medellín.
El primer tiempo fue de no creer. Porque los bolivianos salieron mejor plantados, con manejo de pelota, cuidado en el traslado y progresión prolija pero, en las dos primeras llegadas de San Lorenzo, a los siete y a los nueve minutos, el arquero Gato Fernández propició dos goles. Tal cual. Primero, se molestó con Lígori al bajar una pelota fácil proveniente de un tiro libre desde la izquierda: la perdió y Chatruc empujó al gol desde un metro de la línea. En seguida, le llegó un tiro libre frontal, la tocó apenas Michelini en el camino, el “pobre” arquero dio rebote y el mismo Michelini la tocó al gol: 2-0. Y no había pasado nada. Trató el equipo boliviano de descontar con sus recursos de siempre: Botero moviéndose y Guiberguis-Galindo-Colque-Tufiño en la circulación. Claro que el fondo era otra cosa: una invitación al picnic. Y a los 22, otro centro, juegan al offside, queda solo Acosta, toque para Astudillo ante la mirada general y 3-0. Chau. Grande, San Lorenzo: cuatro llegadas y tres goles.
Después de un rato de tanteo, los bolivianos cambiaron la temperatura de la noche. Un centro desde la izquierda a los 34, y peinada en el primer palo de Botero: 3-1. Al ratito nomás, con San Lorenzo desatento, centro largo desde la derecha –fue la constante– Botero la baja con la suela al medio y Lígori, adelantado, le pega “a lo Palermo” –primero con un pie, cayéndose, rozando el otro– y la pelota entra junto al palo, lenta y fatídica: 3-2. Increíble. Después hubo tiempo incluso para que Romagnoli –la figura, al cabo, del partido– pegara un pelotazo notable en el palo de tiro libre. Y mejor que se acabó, porque el Ciclón estaba desorientado.
En el segundo, Insua puso a Herrón y Luna por Zurita y Chatruc e hizo bien; pero hizo mejor cuando colocó a Cordone por Acosta. Ahí, tras un comienzo mejor de los de Soria, que tuvieron dos oportunidades, en esos últimos veinte minutos, el Pipi tuvo con quién jugar y de él y Cordone y del oportunismo y precisión de Astudillo surgió el excelente gol de la definición: Romagnoli en paralelo para el Lobo por izquierda, desborde, centro atrás y toque adentro.