ECONOMíA
Si guardó la mejor carta llegó la hora de jugarla
Son horas cruciales para el ministro de Economía, ya que si no consigue el acuerdo tendrá que mostrar que tiene una estrategia distinta para lidiar contra el Fondo.
Por David Cufré
Roberto Lavagna se guardó hasta la última mano la mejor carta que tiene para negociar, pero hoy tendrá que mostrarla. Y a menos que consiga el acuerdo en el minuto final, deberá encontrar una nueva estrategia para lidiar con el FMI. La carta era presionar con extender la cesación de pagos a los organismos internacionales, amenazando con no cancelar un vencimiento por 800 millones de dólares con el Banco Mundial. Apostaba a que su amague con patear el tablero llevara al FMI a flexibilizar sus exigencias y poner punto final a una negociación de diez meses. En el Gobierno admitían anoche que muy difícilmente puedan resolverse hoy las diferencias que persisten con el organismo, por lo cual habrá que seguir esperando. La pregunta es si pagará o no al Banco Mundial. Lavagna esperará a sus reuniones de hoy en Washington para dar a conocer la decisión oficial.
El máximo avance que tuvo en su primer día de reuniones en esa ciudad fue dejar prácticamente establecido que en una o dos semanas vendrá una misión del FMI a la Argentina, supuestamente a firmar el convenio. Esa fue la señal más alentadora. Sin embargo, todavía hay temas por discutir. Uno de ellos es que el Gobierno debe garantizar que no habrá cambios a la ley de quiebras ni una nueva prórroga en la suspensión de las ejecuciones. Lavagna explicó que los diputados y senadores justicialistas aceptaron esa indicación, pero que hay legisladores de otros partidos e incluso algunos del PJ que no responden al Gobierno –como los menemistas y los del grupo Talcahuano– que tienen otra opinión.
Eso lo conversó en la reunión que tuvo por más de una hora con la subdirectora del FMI, Anne Krueger, y con el director del Departamento de Asuntos Especiales, Anoop Singh. La principal objeción de los funcionarios del Fondo es por la falta de consenso político al programa que se pueda convenir y por la indefinición con respecto al cronograma electoral. “Las conversaciones a nivel técnico son muy buenas, hay grandes avances en algunas áreas, pero aún hay asuntos pendientes, así que las negociaciones no están cerradas”, admitió el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen.
Antes del encuentro cumbre con Krueger, Lavagna se había encontrado con el subsecretario del Tesoro, John Taylor. Lo mismo había hecho en su anterior visita a Washington. Esa actitud de reunirse primero con Taylor y luego con las autoridades del Fondo demuestra cuál es el respaldo que busca el Gobierno para superar la tozuda negativa del FMI. En Economía aseguran que la intervención del Tesoro fue clave para que Lavagna haya viajado a Washington. Hace tiempo que el Gobierno se ampara en esa relación para aspirar a conseguir el acuerdo.
En su descripción sobre el estado de las negociaciones, Nielsen comentó que “se puede ver el vaso medio vacío o medio lleno; nosotros lo vemos medio lleno”. Cuando se le preguntó si el acuerdo se logrará en estas gestiones, el funcionario respondió de manera ambigua: “Definitivamente esperamos alcanzar un acuerdo, aunque no sé si será esta semana, pero definitivamente vamos a estar cerca”. Tras esas declaraciones, tanto Nielsen como Lavagna evitaron hacer más comentarios sobre el resultado de sus encuentros con Taylor y con Krueger.
De todos modos, Página/12 pudo saber que el ministro confía en dejar todo listo para la firma de un acuerdo. En una o dos semanas, si todo marcha como espera el equipo económico, una misión del FMI debería venir a la Argentina para concluir las negociaciones y redactar la carta de intención del convenio. El ministro hizo un punteo detallado de los temas técnicos en que hubo progresos y los que todavía faltan. Por la noche se comunicó con Eduardo Duhalde y le informó sobre cómo marchan las cosas.
Una de las preocupaciones de Lavagna es que el Fondo redacte un comunicado que deje en claro la cercanía del acuerdo. Así se lo pidió a Krueger, según comentaron a este diario allegados a la delegación argentina. Esto es porque si el Gobierno llegara a pagar hoy los 800 millones de dólares al Banco Mundial, Lavagna no quiere volverse con lasmanos vacías y con la impresión de que terminó entregando más de lo que obtuvo. Por tanto, pretende que haya al menos una señal del Fondo en línea con el discurso de que “el acuerdo está más cerca que nunca”. La versión de que los mayores problemas son políticos y que los económicos están más o menos resueltos pretende limpiar de responsabilidades a Lavagna. También trasladar la presión al Congreso y a los candidatos, para que acepten las condiciones que se le están aceptando al FMI.