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El chubutense Omar Narváez, que el pasado sábado retuvo en Italia por segunda vez la corona de los moscas versión Organización Mundial de Boxeo (OMB), afirmó, al regresar ayer a la Argentina, que “la pelea no fue tan complicada. Terminé boxeando, tratando de no dejarme pegar y de llegar bien a los últimos rounds”. Narváez agregó que ante Andrea Sarritzu “esperaba un combate difícil y lo terminamos ganando con amplitud y boxeando, que es lo más importante, ya que en las primeras vueltas saqué las ventajas suficientes para luego regular el desarrollo de la pelea”. El campeón mundial aceptó que “sin dudas existen diferencias entre pelear acá y en el exterior. Por eso, yo que soy más boxeador que atacante, salí a atacarlo para poder sumar puntos. Creo que hubo más diferencias en el puntaje, pero estaba previsto que siempre algún puntito se les iba a escapar en favor del local, como ocurrió con el juez estadounidense”.