La Selección de Alemania da que hablar estos días en el Mundial de Sudáfrica con su fútbol atractivo. Y para muchos expertos del país está claro que el artífice del cambio es el seleccionador, Joachim Löw.

“Todos pueden ver que Jogi (Löw) hace un trabajo increíblemente bueno, que todo el equipo lo apoya y que está desarrollando un nuevo equipo”, dice el manager del equipo, Oliver Bierhoff, de cara al partido de cuartos de final frente a Argentina, el sábado.

Löw consiguió formar en siete semanas un equipo compacto con varios debutantes, algunos jugadores jóvenes de experiencia y sólo unos pocos veteranos con la camiseta de la selección. Un once que se ha convertido de repente en uno de los candidatos al título en Sudáfrica 2010.

Pocos contaban con ellos después de que el equipo germano se viera mermado por varias bajas por lesión antes de que empezara el torneo, entre ellas la de su capitán y la estrella del combinado, Michael Ballack.

“No se trata justamente de que haya recibido un gran equipo en 2006 y de que haya vivido de esa herencia. Tuvo el valor de hacer cambios y de renovar el estilo de juego”, explica Bierhoff.

Para empezar, Löw, de 50 años, aprendió las lecciones de la final de la Eurocopa 2008 perdida ante España y empezó con el relevo generacional en el equipo. Y al técnico no le tembló el pulso, por ejemplo, para sacar de la selección a jugadores con los galones de Torsten Frings, Jens Lehmann y Christoph Metzelder.

“No funcionaría si lo hiciera solo”, elogia el propio Löw a su equipo. “Tenemos una muy buena división del trabajo, yo delego mucho desde hace un buen tiempo”, agrega respecto de su asistente, Hans-Dieter Flick.

Löw empezó como ayudante de Jürgen Klinsmann, lo que fue considerado como una revolución en la selección a partir de 2004, de cara al Mundial en la misma Alemania. “En 2006 también me sentía responsable”, apunta el entrenador respecto de ese torneo, en el que la selección germana quedó tercera, tras ser derrotada por Italia en semifinales.

Cuando Klinsmann decidió que no continuaría tras el Mundial, Löw, un perfeccionista en el banco, asumió el cargo y continuó desarrollando el sistema.

La generación de Bastian Schweinsteiger, Per Mertesacker, Philipp Lahm, Lukas Podolski –todos jugadores menores de 30 años– ha madurado en el “sistema Löw”. Y el técnico ha ampliado ahora el círculo a nuevas promesas, como Mesut Özil, Thomas Müller, Jerome Boateng, Sami Khedira y Manuel Neuer.

“Los jugadores jóvenes llevan mejor la carga, se recuperan rápido”, explica Löw un punto central de su filosofía de juego. “La preparación física y la mental son inmensamente importantes en un torneo así.”

El técnico sabe además optimizar las emociones de sus pupilos. “Puede ser muy claro y emocional. Y sabe llevar consigo a los jugadores por ese camino, ése es uno de los puntos fuertes de Jogi”, finaliza Bierhoff.