El turno del esperado duelo de los octavos de final del Mundial de Turquía ha llegado. A partir de las 15, la Selección Argentina, con el regreso de Fabricio Oberto, buscará su pasaje a los cuartos ante Brasil, en un clásico que tendrá el condimento de la presencia de Rubén Magnano en el banco de los brasileños (televisan canal 7, TyC Sports y Directv). El ganador se medirá con el vencedor de Lituania-China, que jugarán desde las 12.

La Generación Dorada tendrá un desafío especial. Para continuar con la ilusión mundialista deberá superar un escollo durísimo, tanto por lo anímico como por el juego. Si bien Argentina ha prevalecido en los últimos enfrentamientos en compromisos relevantes, el plantel brasileño luce más maduro, con figuras en pleno ascenso como Leandrinho Barbosa, Thiago Splitter y Anderson Varejao. Además, la llegada de Magnano les entregó mayor intensidad defensiva, lo que les otorga un plus que antes no tenían.

Una ventaja evidente que tiene el conjunto argentino es la estatura de sus jugadores en el perímetro. La dupla Delfino-Jasen les lleva varios centímetros y kilos a sus pares Leandrinho-Alex, lo que indicaría que si los llevan cerca del cesto podrían hacer diferencia. Y en ese caso, una alternativa que podría oponer Brasil es una defensa zonal, que también serviría para controlar mejor a Scola, pero que es un arma de doble filo: si los tiradores argentinos tienen eficacia, sería casi un suicidio. En cambio, con una mala noche desde larga distancia, la ofensiva argentina quedaría trabada, con una excesiva dependencia de lo que puede hacer Scola.

La diferencia de talla a favor de Argentina también supone un riesgo ante la mayor velocidad de los brasileños. Si se plantea un juego de muchas posesiones, Brasil puede aprovechar el contragolpe, una de sus armas preferidas. La otra ventaja para los de Magnano tiene que ver con mayor personal disponible, lo que supone más variantes y recambio.

Para llegar a esta instancia, Argentina ganó cuatro partidos y perdió por dos puntos ante Serbia, con lo que terminó en la segunda posición del Grupo A. Del otro lado, Brasil arribó con tres victorias y dos caídas, ante Estados Unidos por dos puntos y ante Eslovenia por tres, con lo que terminó en el tercer lugar del Grupo B. Un dato que marca la buena actualidad de los sudamericanos es que las tres ajustadas derrotas de ambos se dieron ante equipos que ya se garantizaron su plaza en los cuartos de final.