DEPORTES › RACING VOLVIO A GANAR EN EL CENTENARIO DESPUÉS DE 35 AÑOS
Para el Chango Cárdenas que lo miró por TV
Es la primera vez que gana por la Copa Libertadores en ese estadio, tan caro a la mística racinguista. Fue 2-1 a Nacional con goles de Rueda y el chileno Mirosevic. Sigue invicto como visitante en el torneo y está casi clasificado.
Nadie podrá decir que esta fue la victoria más importante de Racing en el Estadio Centenario. Pero la estadística señalará que fue la primera conquista de la Academia en el mítico estadio uruguayo por la disputa de la Copa Libertadores.
Aquel gol del Chango Cárdenas que todavía sacude la memoria genética del hincha de Avellaneda significó, hace más de 35 años, la conquista del título Intercontinental.
Eso ocurrió apenas tres meses después de que Racing le ganara por primera y única vez a Nacional de Montevideo en la Libertadores, precisamente la final del torneo, un desempate jugado en Santiago de Chile.
Esta, la de ayer, fue la segunda vez que Racing vence al tricolor montevideano en la arena máxima del fútbol sudcontinental. Y, también, aunque no alcance la dimensión de aquel histórico triunfo ante el Celtic, la segunda victoria importante en el Centenario.
Los que se rieron cuando Osvaldo Ardiles dijo que Racing estaba para campeón ahora deben estar cavilando en silencio sobre las magníficas oportunidades que brinda el silencio.
Y no porque este Racing made in Pitón deslumbre u obligue a sacarse el sombrero. No está provocando tampoco hemorragias de placer cada vez que juega por el torneo local. Pero, como en un pizarrón financiero, las cuentas de este equipo son más atractivas que unas altas tasas de interés: * Puntero del Clausura, con dos victorias en dos partidos.
u Actuación casi perfecta en condición de visitante en el Grupo 6 de la Copa Libertadores. La brillantez del empate en Lima ante Universitario de hace una semana quedó opacada por el triunfo de anoche en Montevideo. Solo le queda un partido en esa condición, ante el Oriente Petrolero boliviano; lo demás habrá que resolverlo en Avellaneda.
Pero con esa flema inglesa que ya lo caracteriza, Ardiles sabrá distinguir el árbol en el bosque de Sherwood. Racing jugó bien el segundo tiempo pero mal el primero. El mérito fue avivarse, despabilarse en el entretiempo, salir a jugar el complemento diez o veinte metros más adelantado en el terreno, para cachetear la tibieza de Nacional. Las certezas que solo produce la red rival cuando se infla siempre favorecieron al visitante en el segundo tiempo, cuando se liquidó el partido.
Pero al técnico no le pasaron inadvertidas la falta de fútbol en el primero –responsabilidad de un desdibujado Peralta– ni la facilidad con la que Nacional llegaba hasta la frontera de Campagnuolo: si no se fue al vestuario en desventaja se debió, precisamente, a esa tibieza tricolor.
Racing despertó su carácter mucho antes que el local, y eso alcanzó para controlar el juego en ese complemento tan dulce. Ese carácter fue el que le cerró el cauce a la desesperación tras el temprano empate de Horacio Peralta (que le pasó la pelota por entre las piernas a Campagnuolo), luego de la apertura del marcador: tiro libre de Bedoya al área, Milito la baja de pecho, y Rueda la cambia de la derecha a la izquierda para clavarla arriba.
(No como el bombazo del Chango, pero, en fin...)
Y ese carácter fue el que desembocó en el tanto de la victoria, un centro de Milito que pifió Rueda pero que el chileno Mirosevic, recién ingresado, clavó con un zurdazo bajo en el arco de Munúa.
No habrá sido el triunfo más trascendente de Racing en el Centenario, pero probablemente sí el que le sigue en importancia. Seguro que eso es lo que pensaron los muchos hinchas de la Academia que se llegaron a Montevideo, y que se preparan para seguir gozando el domingo...