DEPORTES › LA ACADEMIA SE TRAJO UN VALIOSO EMPATE DE CALI
Rico negocio en partido pobre
Fue justo. Sin hacer su juego habitual, los de Ardiles –que perdían en el primero– zafaron con un lindo gol de Milito en el complemento.
En partido opaco, Racing se trajo un valioso y merecido empate del Pascual Guerrero, en el primer chico por los octavos de final de la Copa Libertadores. Banguero anotó para los locales en el primer tiempo y empató Milito en el complemento. La vuelta, en Avellaneda, será otra cosa.
Fue muy pobre el primer tiempo que jugaron América de Cali y Racing. De salida nomás, una fuerte infracción de Ubeda a Bustos presagió lo peor: violencia, especulación, antifútbol. No fue para tanto; fue solamente feo.
La esperanza de que la presencia de algunos jugadores dotados de ambos lados pudiera producir destellos de fútbol asociado se esfumó pronto entre la cautela excesiva de Racing y la inoperancia y lentitud ofensiva de los colombianos. Rueda y Milito aislados arriba en La Academia y un Jairo Castillo fuera de estado en los locales no podían prometer demasiado. Y no produjeron prácticamente nada en los primeros cuarenta y cinco.
Así, todo se redujo a prestarle la pelota a los rivales, chocar, esperar alguna pelota parada para crear una expectativa pronto decepcionada por la ejecución imperfecta. Así, al planteo conservador de Racing –sin enganche, con Arce y Bastía repartiéndose el medio y Bedoya y Mariano González por izquierda y derecha– le alcanzaba para mantener lejos a los colombianos.
Hasta que sobre el final, un tiro libre al área de izquierda a derecha de Viviescas fue cabeceado con fuerza y precisión por el lungo Banguero que la clavó arriba, tras rozar el travesaño: golazo. Y no había habido nada antes y apenas hubo algo después. Dos tiros libres de Bedoya para La Academia y un disparo de larga distancia de Bustos que dio en el ángulo izquierdo de Campagnuolo y pare de contar. Así se fue el primero, horrible y con resultado justo.
Racing se paró algo más adelante en el comienzo del complemento, con Peralta intentando organizar algo en términos ofensivos y exponiéndose a la contra del América, que esperaba eso. Hubo dos oportunidades desperdiciadas por Moreno en ataque –en una llegó justísimo Arano– y cuando no se veía nada claro, Rueda y Milito se encontraron por abajo por primera vez –gran taco de uno y sutil definición del otro– y La Academia llegó al empate.
De ahí en más, poco para anotar. Racing no dispuso de otras oportunidades y América sólo se anotó un gran zapatazo de Jairo –única aparición– que resolvió Campagnuolo. Alcanzó y nada más. O nada menos.