Miércoles, 1 de agosto de 2012 | Hoy
DEPORTES › LA CURIOSA HISTORIA DE EMMANUEL LUCENTI, DIPLOMA OLíMPICO
Emmanuel Lucenti no pudo cumplir su sueño de darle una medalla a la Argentina en los Juegos Olímpicos al perder en el repechaje ante el fuerte canadiense Antoine Valois-Fortier. “Sabía que para ganarle lo tenía que matar. Me sacaba una cabeza. Toda mi vida soñé con la medalla olímpica. Haber quedado a una lucha de pelearla me pone un poquito triste”, dijo el judoca argentino de 27 años.
Al terminar el combate, Lucenti salió por el pasillo interno que lo conduce hasta los vestuarios. A mitad de camino, tras subir un escalón, se echó al suelo de espaldas. Se tomó un hombro y se quedó un rato tendido: “Tengo golpeada la espalda, las piernas, me duele el aductor”. Pese a la derrota, se quedó conforme “por haber estado de igual a igual con los mejores”, sobre todo por las condiciones en las que se preparó, en la categoría 81 kilos.
“Sin entrenador desde hace ocho años se hace muy difícil. Vivo en Tucumán y rindo bien. Estuve entre los cuatro mejores del mundo y ahora entre los 20”, dijo el atleta que no quiere dejar su ciudad para entrenar en Buenos Aires. “El apoyo está creciendo y estamos muchísimo mejor pero aún falta. Me haría muy bien que me pongan un entrenador para poder progresar más. Yo no tengo dinero para pagarle a un entrenador. Hago esto por amor.”
Lucenti perdió la chance de una medalla al caer en el repechaje. Sin entrenador, la hermana de Lucenti analiza a los rivales y le pasa la información por teléfono o por Skype. “Uno se hace autodidacta y plantea así las estrategias”, dijo.
El argentino comenzó bien ante el canadiense, al que le había hecho un yuko que fue anulado por los jueces: “Eso me cambió un poco la estrategia porque no es lo mismo ir ganando. El (Valois-Fortier) viene de campos de entrenamientos excelentes y yo venía de mi casa en Tucumán. Pero estuvimos de igual a igual hasta lo último”.
Tal como le sucedió a Paula Pareto durante el fin de semana, Lucenti accedió al repechaje luego de ser derrotado en los cuartos de final por el coreano Jae-Bum kim, que encabeza el ranking mundial. Al ser eliminado, no pudo combatir por uno de los dos metales de bronce que entrega la disciplina. “Quería la medalla. Pero mi papá, que estaba en la tribuna, mi país y mi provincia vieron que entregué mi corazón. No pude, es mi físico, mi estrategia”, manifestó el judoca que no pudo dormir por el ruido y por los nervios: “Pero a la mañana le dije al entrenador (del seleccionado) que estaba bien, me sentía fuerte”.
“No cierro ningún ciclo olímpico. Mi objetivo es retirarme en Río de Janeiro 2016. Cuando termine allí les diré ‘muchachos, me voy’, dejo de lado el kimono y me dedicaré a ayudar desde otro lado.”
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