Omar Narváez (52 kg) volverá esta noche al ring legendario del Luna Park. Y tendrá una pelea a priori riesgosa. El noqueador mexicano Felipe Orucuta (52,050 en segundo intento) lo espera para quedarse con el título supermosca de la Organización Mundial que el chubutense habrá de defender hoy por séptima vez. Pero en ocasiones bravas como ésta es cuando suelen aflorar el talento y la clase de campeón de Narváez, quien siempre ha entregado lo mejor de su vasto repertorio pugilístico cuanto más exigentes eran sus adversarios. Por eso, habrá que tener los ojos bien abiertos allá por la medianoche cuando suene la campana y comience el combate que TyC Sports transmitirá en directo a todo el país y el resto de América.

Un solo dato revela la extrema peligrosidad de Orucuta. Ha ganado antes del límite sus últimas nueve peleas, las dos últimas en el primer asalto. O sea: tiene las manos muy pesadas. Y así también lo demuestra su record que trepa a 27 victorias (23 por la vía rápida) y una derrota en 2010 ante Daniel Rosas, quien en principio iba a ser el rival de Narváez, pero adujo una lesión y dejó pasar su oportunidad. Es cierto que en ese record no aparecen grandes nombres. Pero el mexicano, de 27 años, es un retador calificadísimo como hace rato no enfrenta el chubutense. Habrá que ver cómo asimila su condición de visitante, ya que de sus 27 peleas, 26 las ha hecho en su país.

Todo está dicho sobre Narváez. Es campeón del mundo ininterrumpidamente desde 2002 (primero entre los moscas y desde 2010 entre los supermoscas) y sólo ha podido vencerlo en 2011 el filipino Nonito Donaire peleando como gallo. A los 37 años y con un registro de 38 triunfos (20 por fuera de combate), una derrota y dos empates, ha realizado 25 peleas por títulos del mundo y forma, con Sergio “Maravilla” Martínez y Lucas Matthysse, el terceto de oro del boxeo argentino en la actualidad. El Luna Park es algo así como segundo hogar (hoy hará allí su novena presentación). En el último tramo de una campaña histórica e impecable que, acaso, desaprovechó su mejor momento, Narváez buscará dar otra cátedra similar a la que dio a fines del año pasado en Tucumán ante el portorriqueño David Quijano. Pero Orucuta es otra cosa, muy diferente. Se trata de un noqueador explosivo frente al cual no podrá permitirse un segundo de descuido con tal de llegar al final con los brazos en alto.