La tarde no se presentaba bien para la dirigencia de Independiente, que debía llevar a cabo la asamblea de socios en la que, entre otros temas, se iba a tratar un aumento de la cuota social. Afuera de la sede del club en cuyo gimnasio los integrantes de la Comisión Directiva se preparaban para comenzar el debate, se había autoconvocado el grupo de hinchas violentos con los que el presidente del club, Javier Cantero, sostuvo un fuerte enfrentamiento desde el comienzo de su gestión y que luego se morigeró a partir de la situación futbolística del equipo, que terminó perdiendo la categoría en la anteúltima fecha del torneo Final.

“Voy a seguir, ahora más que nunca”, comunicó Cantero minutos después de que personas encargadas de su seguridad lo sacaran escoltado de la asamblea tras la irrupción de un grupo de violentos en el recinto, quienes arrojaron sillas y hasta una mesa contra los dirigentes a quienes pretendían exigirles la renuncia. “No les voy a entregar el club a los violentos”, agregó en declaraciones a Radio La Red luego de la brutal agresión, al tiempo que prometió que va a “expulsar del club” a los violentos que irrumpieron en el piso del gimnasio Radrizzani.

“Para mí, me entregaron. No puede ser que entren tan fácil a un lugar, voy a pedir las filmaciones. Hablé fuerte porque si no no se escuchaba, nada más... A ver si el culpable soy yo”, explicó en relación con las acusaciones de provocación en su ingreso al recinto, disparadas por el dirigente opositor Noray Nakis, quien lo acusó de provocar todo por “arrojar una carpeta con fuerza sobre la mesa”.

Cantero le apuntó principalmente al opositor Hugo Moyano por el clima enrarecido de la asamblea, al recordar que “estuvo amenazando durante toda la semana y hoy no apareció”. “Lamento que no haya venido, me hubiera gustado tener un debate con él”, dijo tras confirmar que recibió lesiones de menor gravedad por el ataque de los barras. “Lo único que lamento es que este atraso de la asamblea me hace perder tiempo en traer refuerzos y armar la pretemporada. Eso complica al club y a nosotros que tenemos que tomar decisiones”, finalizó.

Ya desde el inicio de la asamblea, una buena cantidad de socios opositores se había encargado de insultar a la dirigencia y hasta de arrojarle huevos y escupitajos cuando ésta daban comienzo a la asamblea. Por su parte, el revisor de cuentas del club, Héctor Balcarce, afirmó: “Hubo intención de crear un caos y una acefalía. La agresión no fue espontánea, fue armada. Nuestra salida fue un desbande y tuve un golpe, un sillazo, porque tenemos un compañero con discapacidad y lo teníamos que ayudar. Se vivió una locura total”.