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“El 2 a 0 es el peor resultado”, suelen decir algunos periodistas deportivos en tono casi académico y mucha gente les hace eco. Creen que el que va ganando se relaja y le resulta fatal. Si se juzga por lo que pasó en el partido que disputaron en el último Mundial Eslovenia y Estados Unidos un poco de razón parecerían tener. En ese encuentro los eslovenos iban ganando 2-0 con goles de Birsa y Ljubijankic al final del primer tiempo y se encaminaban hacia una victoria segura, pero en el segundo tiempo Donovan, a los 8 minutos, y Bradley, a los 37, establecieron el 2-2 definitivo. Claro que si se amplía un poquito la mirada se verá que hubo otros 21 partidos en los que se impuso el equipo que iba ganando 2-0, en la mayoría de los casos por un marcador más amplio. Veamos lo que ocurrió con Argentina: a Corea del Sur le ganaba 2-0 y al final le ganó 4 a 1. A Grecia le ganaba 2-0 y así terminaron. A México le ganaba 2-0 y terminó ganando 3-1. Con Alemania perdía 2-0 y terminó perdiendo 4-0.

Para tomar dos ejemplos extremos, revisamos todos los partidos del primer Mundial de la historia, el de 1930, y resultó que hubo once encuentros en los que se dio que el que iba ganando 2-0 terminó imponiéndose. Y ningún caso en que el que iba perdiendo lograra dar vuelta el marcador o al menos empatar.

Veamos otra vez los encuentros de Argentina: A México le ganaba 2-0 y al final le ganó 6-3. A Chile le ganaba 2-0 y al final le ganó 3-1. A Estados Unidos le ganaba 2-0 y al final ganó 6-1.

El balance da que sobre 33 partidos sumados del primer Mundial y el último, 32 veces ganó el que se iba imponiendo 2-0 y una sola vez empató el que iba perdiendo 2-0. “¿Dos a cero es el peor resultado?” ¿Para quién?