No menos de cinco millones de pesos serán necesarios para aspirar a la corona del Turismo Carretera, la categoría más popular del automovilismo argentino, cuyo torneo arranca este fin de semana en el autódromo de Centenario, en Neuquén. Los últimos cambios reglamentarios sugieren la chance de que un piloto de Chevrolet vuelva a coronarse después de tres años, aunque la gran novedad es el congelamiento técnico, una decisión personal del nuevo presidente de la ACTC, Hugo Mazzacane, lo que implica que no habrá cambios durante la temporada de manera de evitar los desaguisados cometidos a partir de mediados del 2012, y que llevaron al paroxismo de un torneo con seis reglamentos distintos a lo largo de su desarrollo, como sucedió el año pasado.

Con 16 carreras en el año (desde este domingo en Neuquén al primer domingo de diciembre, en Buenos Aires) y presupuestos no inferiores a los 300 mil pesos por carrera para poder pelear la punta, la cifra no es caprichosa; algunos equipos están reclamando hasta 350 mil pesos por competencia. Para esta temporada se eliminaron además los sorteos de motores, que aseguraban una cierta nivelación en el precio del alquiler de las plantas impulsoras por carrera; hoy, nada impide volver a pujar por encima de los 100 mil pesos por competencia para contar con el motor más picante.

Los cambios reglamentarios favorecieron a Chevrolet, que había quedado relegada desde que en 2012 Matías Rossi parecía encaminarse al título. Los motores de la marca tendrán un índice de compresión de 9,8:1, mientras los Ford y los Cherokee (que equipan a Dodge y a Torino) seguirán en 9,2:1. Además, el peso mínimo de los Chivos se reduce en 35 kilos, quedando en 1255 kilos; los Torino pierden 15 kilos, hasta 1260 kilos, mientras que los Ford y los Dodge continuarán pesando al menos 1275 kilos.

Aunque las pruebas previas en La Plata y 9 de Julio no arrojaron conclusiones evidentes, si Chevrolet ganó un margen puede resultar propicio para las aspiraciones de Guillermo Ortelli de ganar su séptima corona y quedar a dos títulos de la marca máxima conseguida por Juan Gálvez. El piloto de Salto terminó el 2013 con el Chevrolet más competitivo; Matías Rossi, el mejor volante de la marca, no contará este año con la colaboración de Ricardo Gliemmo para la puesta a punto de su auto, y habrá que ver cómo reacciona frente a la ausencia del técnico, emigrado al equipo Las Toscas, donde pondrá su atención sobre otro candidato, el ex F-1 Norberto Fontana.

El Lincoln Sport Group, uno de los equipos fuertes del TC, pero sin duda el gran derrotado del 2013, perdió a sus tres pilotos (el ex campeón Mauro Giallombardo, el actual subcampeón Mariano Werner y Juan Bautista De Benedictis) y, curiosamente, no tendrá ningún Ford este año: Emiliano Spataro y Facundo Ardusso, los pilotos 2014 del inefable escribano Hugo Cuervo, conducirán Dodge.

Todos disgustados con Cuervo, Werner armó su propio equipo; Giallombardo se sumó a la escuadra del Gurí Omar Martínez, y De Benedictis será compañero de Juan Manuel Silva en el equipo de Julio Catalán Magni.

El campeón Diego Aventín defenderá su corona con el mismo equipo rosarino MVD; Josito Di Palma, el nieto de Luis, que terminó el 2013 en el tercer lugar, continúa conduciendo el Torino del equipo Maquin Parts de Venado Tuerto.

Las grandes ausencias serán las de José María López, que se marchó a correr el Mundial de Turismo con un Citroën, y de Néstor Girolami, ganador durante 2013 y que fuera suspendido oportunamente por cinco meses tras causar una evitable colisión en Rafaela, en la que se destruyó el Chevrolet de Mariano Altuna. Su rol en la tragedia de Balcarce, en 2011, cuando perdiera la vida Guido Falaschi, no sería ajeno a la cuestión.

La primera clasificación del año arranca hoy a las 15.10 (televisa Crónica TV). A partir de allí comenzará a develarse el misterio en torno de la recuperación de los Chevrolet y la danza de las demás marcas.