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Con el valioso empate conseguido en la madrugada del domingo ante Timothy Bradley en Las Vegas, Diego Chaves ratificó su permanencia en el primer nivel de la categoría de los welters, quizá la gran vedette del momento en el boxeo mundial. Acaso sea una quimera pensar a La Joya (tal es su fe de bautismo pugilístico) como un futuro campeón en la división donde mandan Floyd Mayweather y Manny Pacquiao. Pero tanto en la derrota por descalificación ante Brandon Ríos como ahora ante Bradley, Chaves dejó en claro que nadie se lo llevará por delante y que habrá que hacer un esfuerzo muy grande antes de darlo definitivamente por vencido.

En estas dos últimas peleas, el peleador bonaerense levantó los pagarés que había dejado impagos al perder con Keith Thurman la corona interina de los welters de la asociación. Aquella noche del año pasado en San Antonio (Texas) su fortaleza anímica y su preparación atlética dejaron dudas profundas. Pero nada de eso ha vuelto a suceder. Chaves hizo ajustes en la composición de su equipo de trabajo (regresó al rincón su tío Ismael y se incorporó a Miguel Díaz, un técnico argentino radicado en Las Vegas) y se convenció de que necesitaba algo más para ser bien considerado por Bob Arum, el legendario promotor y manager, y su poderosa empresa Top Rank.

Sin perder su buena línea, Chaves le ha agregado más fuego a su estilo. Se prende en los intercambios, se le anima a los cruces y hace lucir su izquierda en punta, cruzada a la cabeza y en gancho a los planos bajos. A veces, suele desbordarlo la ansiedad y llega con la cabeza antes que con los puños. Por eso, ante Ríos lo descalificaron y contra Bradley hubo tres choques de cabeza, de resultas de los cuales el ex bicampeón mundial estadounidense terminó con su pómulo izquierdo muy inflamado y una posible fractura del malar.

Para empezar a ganar en el alto nivel donde se encuentra, Chaves debería sostener su acción por más tiempo y acaso afirmar más su mano. Pero con lo que ha mostrado hasta aquí, no está lejos de los grandes. Después de un mal paso, La Joya está por el buen camino. Ojalá que pronto pueda tener su gran noche.