DEPORTES › RIVER-BOCA, UN SUPERCLASICO ESPERADO, CONVERSADO Y DECISIVO
Es el partido que más se palpita
El puntero llega al Monumental sin su mejor pieza y en medio de una racha no muy favorable. El local lo espera para ajustar cuentas, aunque tampoco ofrece grandes ventajas en el terreno. De lo que suceda en el campo puede depender la suerte del Apertura. Por eso, lo está esperando el país futbolero.
Por F.M.
River y Boca protagonizarán hoy el encuentro más esperado del torneo Apertura, que tiene a priori todos los condimentos para ser un espectáculo atractivo. Clave para las aspiraciones de los boquenses, que quieren mantenerse en la punta del certamen, y fundamental para los de Núñez, que quieren salvar la temporada, tras el flojo arranque que los marginó de la lucha y los relegó a abocarse con todo su potencial a la aún naciente Copa Sudamericana, en la que ya accedió a la semifinales. Los dos llegan heridos, con ausencias importantes y lejos de su mejor forma: River, sin Alejandro Domínguez y con Lucho González en duda, tras una actuación de dudosa jerarquía, el miércoles en Paraguay ante Libertad, que incluso desató una polémica interna sobre el estado físico de los jugadores; Boca, sin Carlos Tevez y acosado por la imagen que dejó en sus últimas dos presentaciones, en las que dejó cinco puntos en el camino.
Pero cuando, tras el pitazo inicial del árbitro Horacio Elizondo, comience a rodar la pelota, habrá motivos de sobra para alimentar los sueños de unos y otros. Para Manuel Pellegrini, la oportunidad de una victoria significará salvar un año en el que los resultados, al menos en el ámbito local, le dieron la espalda, más allá del tiempo que su equipo consumió para consolidarse. Y para Carlos Bianchi, será una inmejorable chance para demostrar que el espectacular arranque de los suyos todavía conserva algo de las bases que desde la primera fecha situaron a su equipo en lo más alto de la tabla de posiciones.
Durante la semana se fueron limando las aparentes ventajas que River parecía tener sobre su rival, incluso a contramarcha de las estadísticas. Al desgaste que sufrieron frente a los paraguayos se le sumaron la baja de Domínguez, quien sufrió una distensión en los isquiotibiales izquierdos, y la disminución de Luis González, quien sufrió un esguince de rodilla y deberá infiltrarse para jugar o si no cederle su lugar a Daniel Ludueña, quien no termina de explotar. Por Domínguez, el entrenador chileno deberá optar por Darío Husaín o Daniel Montenegro, dos que tampoco convencen en relación a las expectativas puestas en ellos desde el inicio de la competencia doméstica, cuando los arribos de Marcelo Salas y Marcelo Gallardo permitían imaginar un semestre a todas luces.
Boca llega en su peor momento y sin Tevez, sin dudas la joya más preciada del fútbol argentino, quien será reemplazado por el resucitado Antonio Barijho. Habrá que ver si el ex Huracán, marginado desde su vuelta del fútbol suizo, aprovecha y en qué forma esta oportunidad tan destacable como casi final. Porque, resistido como nunca antes por los boquenses, Barijho deberá jugar su mejor partido y, según el mismo admitió, es consciente que pondrá mucho en juego: sobre todo la confianza del entrenador, quien tras su esfuerzo por mejorar físicamente, le brinda hoy una invalorable tercera oportunidad. Bianchi tampoco podrá contar con el lateral José María Calvo, reemplazante natural de Pablo Jérez, quien sufrió una contractura en la pierna derecha.