DEPORTES › OPINIóN

La historia no será igual

 Por Adrián De Benedictis

Las imágenes que llegan desde Europa son apabullantes. El Barcelona recupera su mejor versión futbolística y lo hace con goles para todos los gustos. El conjunto catalán convirtió diez en cuatros días y ante rivales de la talla del Real Madrid y la Roma, por el campeonato español y la Champions League. Como último ganador del torneo continental, pero sobre todo por su presente actual, es el gran candidato para quedarse con el Mundial de Clubes, que se iniciará en dos semanas. Más allá de que sólo podría enfrentarlo en una hipotética final, River mira con asombro las producciones de los españoles, pero sin duda con la confianza de que en un solo partido todo puede ocurrir.

Las distancias que se perciben entre ambos son abismales, sobre todo desde la contundencia. Mientras River intenta llegar a una nueva final de la Copa Sudamericana frente a Huracán, que terminó manteniendo la categoría en Primera en la última fecha del certamen, Barcelona garantiza espectáculo, eficacia y brillantez en cada presentación. Encima, Lionel Messi regresó luego de su lesión y se lo ve en plenitud. Pero a pesar de los resultados, el mayor inconveniente de River por estos días es la carencia del dinamismo que tuvo el año pasado, y en parte de este 2015.

Si logra recuperar el repertorio con el cual obtuvo la Copa Sudamericana anterior, principalmente, estará en condiciones de plantarse con firmeza ante el monstruo catalán. Con su impronta ofensiva, que lo llevó luego a obtener también la Libertadores, River puede desafiarlo. Para ello necesitará exhibir algo distinto mañana en Parque Patricios, en el que puede ser su último encuentro antes de viajar a Japón.

Si River supera la semifinal contra alguno de los tres posibles adversarios que tiene (Auckland City de Nueva Zelanda, Mazembe de Congo, o el campeón de Japón), es improbable que tome la postura que tuvo San Lorenzo el año pasado ante el Real Madrid. A diferencia del equipo que dirigía Edgardo Bauza, que salió a jugar el duelo decisivo a perder por la menor diferencia posible, River tiene una propuesta totalmente diferente. Y si el resultado no llega a ser el deseado, quedará en evidencia que no se conforma sólo con presentarse en la cancha y contemplar a sus rivales como estrellas inalcanzables. San Lorenzo lo vivió de esa manera y quedó derrotado antes de salir al campo de juego.

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