Viernes, 5 de febrero de 2016 | Hoy
DEPORTES › OPINION
Por Miguel Hein
Hoy comienza el torneo de Primera División 2016 organizado por la Asociación del Fútbol Argentino. Treinta equipos divididos en dos zonas de quince dirimirán en 16 fechas quién heredará el título de campeón del fútbol argentino que hasta mitad de año ostentará Boca.
Y si hay que buscarle una característica a este certamen, sin duda es que será el campeonato de los regresos. En más de la mitad de los clubes participantes se han dado incorporaciones caras a los sentimientos de los hinchas y algunas que involucran nombres con una trayectoria internacional destacada.
Obviamente, tal vez la más resonante sea la reciente incorporación de Andrés D’Alessandro a River. Con 34 años, el jugador que es ídolo en el Inter de Porto Alegre se dejó seducir por la propuesta de Marcelo Gallardo y volverá a vestir la camiseta que cobijó sus primeros pasos en el fútbol. Claro que los hinchas desean que su performance mejore sustantivamente las concretadas por otros dos ídolos muy esperados y que no pudieron repetir lo hecho antes de partir: Javier Saviola y Pablo Aimar. Aunque sin la misma resonancia pública, en River hay que destacar la vuelta por cuarta vez de Nicolás Domingo, repatriado desde Banfield para cubrir el hueco dejado por Matías Kranevitter.
Por el lado de Boca se dio el regreso de Daniel Osvaldo, que se vino de Portugal para cumplir su sueño de reencontrarse en un campo de juego con Carlos Tevez, y tratar de repetir lo bueno que hicieron juntos en Juventus. También volvió a la entidad de la Ribera desde México Juan Manuel Insaurralde, una pieza que el Vasco pidió con insistencia para dar solidez definitivamente a una defensa que mostró fisuras, sobre todo en los recientes partidos de verano.
La apetencia por nutrirse de viejos conocidos también se hizo fuerte en Avellaneda. Independiente sumó a Germán Denis, dándole a Mauricio Pellegrino un poder ofensivo que envidia más de un entrenador. En la otra vereda, Racing repitió el “operativo Milito”, pero esta vez para incorporar a las huestes de Facundo Sava a Lisandro López, de último paso por Brasil pero con antecedentes de fuste en la vieja Europa. Además, a favor de la identificación con los colores, pudo concretar el regreso de Rodrigo De Paul, sin lugar en el Valencia y con la ilusión de jugar la Copa Libertadores en el club que lo vio nacer.
Para llenar el casillero de los cinco grandes se debe hacer referencia a San Lorenzo. No sumó hijos dilectos, pero sí dos figuras que Pablo Guede reclamaba para cristalizar su audaz propuesta. Primero arribó Fernando Belluschi y, unos días después, Marcos Angeleri, el apuntado para barrer en el fondo y tapar esos agujeros defensivos por los cuales en el verano se filtraron los delanteros rivales cuantas veces quisieron hacerlo.
Vale la pena una enumeración final para tomar nota de la dimensión que alcanzó el operativo regreso. A Central volvieron Mauro Cetto y Germán Herrera. Newell’s recuperó a Sebastián Domínguez. Vélez requirió los servicios de Mariano Pavone. José Sand y Agustín Pelletieri retornaron a Lanús, que también repatrió a Pablo Mouche. Su clásico rival, Banfield, incorporó a Santiago Silva. Argentinos, con uno de sus hijos dilectos en la dirección técnica, Carlos Mayor, se aseguró a Federico Insúa. Godoy Cruz volverá a contar con Rubén Ramírez. Belgrano sumó a César Pereyra. Quilmes se subió a la ola con la vuelta de Fernando Elizari, al igual que Estudiantes, que tendrá en el arco a Mariano Andújar. Finalmente, Atlético Rafaela sueña que la vuelta de Jorge Burruchaga a la dirección técnica sea el augurio de volver a tiempos más felices y de promedio más holgado.
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