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Todas las cuestiones vinculadas al futuro más o menos inmediato de la institucionalización del fútbol –en la medida en que pueda institucionalizarse lo que aparentemente es ininstitucionalizable–, están plagadas de charlatanerías de pícaros de café o de ignorantes con barniz de sabios.

Como era de esperar, en la reunión de anteayer en el predio de la AFA en Ezeiza, que lleva el nombre de Julio Humberto Grondona, gran responsable de esta “herencia”, no se llegó a ninguna efectividad conducente. Los capitostes del fútbol argentino parecieron limitarse a discutir fechas: si el 9 de junio o el 30 de junio.

Así las cosas, Angelici, el presidente de Boca, dejó una frase cuya interpretación resulta absolutamente unívoca: “la superliga se va a hacer sí o sí, le guste a quien le guste”.

Sin embargo, pese a que la palabra “consenso” –en buen romance “yo de doy para que vos me des”– se repitió hasta el cansancio, nada, ni siquiera las futuras fechas de reunión tuvieron visos de acuerdo.

Con el mismo énfasis con que años atrás denunciaba por mafioso a Julio Grondona, para al tiempo convertirse en su vocero, Ernesto Cherquis Bialo, que sigue siendo vocero de la AFA, señalaba sin rubor al término del encuentro: “la divergencia se va achicando; hubo acercamiento de posiciones; el debate fue enriquecedor”.