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El entrenador de River, Leonardo Astrada, necesitaba a Marcelo Gallardo para guíar futbolísticamente al equipo en el arranque del torneo Clausura y de la Copa Libertadores; hasta le entregó la diez y la cinta de capitán para que, además, el Muñeco comandara a sus compañeros en el aspecto anímico, luego de un 2003 demasiado escuálido. Pero la mala fortuna truncó las esperanzas puestas en el ex Mónaco, que ante Racing volvió a sufrir una lesión cuya gravedad recién se sabrá hoy, cuando le realicen los estudios correspondientes.
En principio, la lesión se trataría de una contractura en el aductor de la pierna derecha, y los estudios servirán para verificar que no se trata de un desgarro. “Sentí el tirón y paré de inmediato porque me di cuenta de que podía haber algo importante”, señaló el jugador. De confirmarse un desgarro, Gallardo se perdería el debut en la Copa Libertadores ante el Deportivo Táchira, el próximo 11 de febrero en Venezuela.
En lo que fue su debut con la casaca número diez, ante Racing en Salta, el Muñeco apenas pudo jugar los primeros veinte minutos de juego, antes de que se lo viera apesadumbrado, tomándose la pierna y diciéndoles a los auxiliares que lo seguían atentos desde el banco de suplentes, “me tiró, me tiró”. Enseguida, Astrada lo sacó de la cancha. “Es una gran amargura. Venía de hacer un gran trabajo de pretemporada, justamente para poder estar bien después y da bronca lesionarse”, se lamentó Gallardo.
Desde su regreso a River, al Muñeco lo acompañó una mala racha con las lesiones. En el partido de su debut, frente a Newell’s, sufrió una lesión de ligamentos en una rodilla que lo obligó a una inactividad de más de tres meses. Recién pudo volver en los tramos finales de la Copa Sudamericana, en la serie ante San Pablo, donde también acusó una molestia muscular.