DEPORTES › PUDO HABERLO VAPULEADO, LE HIZO PRECIO CON EL 3-0
Con el Cristal, Boca no comió vidrio
Con dos goles de Martín Palermo y uno de Baiano, el equipo de Benítez paró en tres una cuenta que pudo ser mucho más elevada ante un conjunto peruano muy discreto. Los hinchas de Boca reconocieron a los jugadores tras la actuación, la primera victoria en la Libertadores 2005, y Abbondanzieri contuvo un penal sobre el final.
Por Facundo Martínez
Con dos goles de Martín Palermo y uno de Baiano, los dos de muy buena actuación, Boca logró su primera victoria en la Copa Libertadores 2005, que valió el gran reconocimiento del público a un equipo que venía despertando muchas críticas, que fue de mayor a menor y se retiró aplaudido.
Boca no arrancó bien, y terminó retrocediendo frente a la presión inicial que le impuso el equipo peruano, que asustaba por la derecha con centros para Bonnet; el delantero se las ingeniaba para complicar a los dos centrales. Después iba a llegar un buen remate de Soto, por la derecha, que obligó a Abbondanzieri a desviar al corner.
El equipo local no encontraba el camino y parecía muy dispuesto a jugar la réplica. Por esa vía llegó la primera situación clara, que Palermo no pudo concretar. La levantada se sostenía en los hombros de la sociedad entre Vargas y Guglielminpietro, que iban por adentro y por afuera.
Recién en el cuarto de hora, cuando se afirmaba con el manejo de la pelota, un desborde del Guly, habilitado por un taco de Palermo, terminó en un centro que Marcelo Delgado no pateó al arco; el rebote en el arquero Erick Delgado quedó para la zurda de Palermo, que anotó empujando de manera poco ortodoxa al segundo palo.
Después del gol, los peruanos se desordenaron, cedieron toda la iniciativa y sólo dispusieron de un remate de Torres por la franja central, que se fue muy alto. En el contragolpe, Boca iba a volver a anotar: un centro de Delgado por la izquierda para Palermo fue desviado por el arquero. Pero sorprendió ingresando por atrás el brasileño Baiano, quien la bajó con la derecha y remató cruzado, con la misma pierna, al segundo palo. El partido parecía definido. Matellán se perdió el tercero al no poder conectar un tiro libre de Baiano, que a esa altura parecía ser el mejor abastecedor de centros para Palermo.
Tras el descanso, Boca siguió dominando y generando situaciones de gol a voluntad, frente a un rival que ya casi no oponía resistencia. De un desborde de Delgado con centro atrás nació el tercero de Boca: Palermo definió de zurda y emboquillada, la pelota pegó en la parte inferior del travesaño, sobre el ángulo. Después iba a llegar un potente derechazo de Delgado, apenas por arriba, y varias llegadas por el lado de Cardozo, que no prosperaron porque se falló en el último toque. Al final, el chileno Chandía cobró un penal inexistente de Matellán a Bonnet. Abbondanzieri adivinó el palo y despejó.