DEPORTES
Hace furor el clon brasileño de Boca
Se llama Boca Júnior, actúa en la Bombonera y a su astro lo conocen como Fabio Maradona. Pero juega en el regional de Sergipe, en el nordeste brasileño.
Los hinchas se calzan la camiseta azul y oro para acudir al estadio conocido como la Bombonera y aclamar a su ídolo, al que llaman Maradona, el líder del Boca que está segundo en el torneo. Eso no sucede en Buenos Aires, sino en Cristinápolis, una pequeña ciudad de 20.000 habitantes a 120 kilómetros de Sergipe, la capital de Aracajú, uno de los estados más humildes del nordeste del Brasil, en el que el Boca Júnior (sin la ese) hace furor entre los 8000 fanáticos del fútbol que hay en la ciudad y que hasta contrataron un servicio de TV por cable para ver los partidos del equipo del Chino Benítez.
Gilson Miguel tiene 35 años. Alguna vez soñó con ser delantero, pero el fútbol lo mandó fuera de la cancha, a buscar jugadores. Así fue como encontró a Fabio Caetano dos Santos, un pibe de cabellos largos y ensortijados, de baja estatura que, además, gambeteaba. Gilson empezó a llamarlo “Fabio Maradona”. Y en torno a él armó, en diciembre de 1993, la Sociedade Boca Júnior de Fútebol Clube, pensada como escuela de fútbol para jugar en torneos amateurs.
“Yo soy brasileño y adoro a mi país, pero el fútbol argentino es de pegada, fuerza, garra, y Boca resume todas esas cualidades que yo admiro”, dijo Gilson, a quien apodan “B.A.”. Fue quien redactó los estatutos del club, que resultó campeón intermunicipal en 1996, 1997 y 1998, siempre con Fabio Maradona en el equipo. Hoy, el volante tiene 22 años y es ídolo de Boca Júnior, que marcha segundo en el campeonato regional de Sergipe, a un punto del líder Lagartense. “Fabio Maradona jugaba igual a Diego. Eran muchas las coincidencias y por eso decidimos formar la sociedad reflejada en el equipo argentino”, cuenta Gilson. El creador del clon boquense en Brasil ha exportado talentos de su club al fútbol de Portugal, Suiza e Italia y a estados brasileños más desarrollados, como Santa Catarina y Río de Janeiro.
Con una plantel que no cuesta más de 10.000 dólares mensuales y una hinchada que suele copar las 5000 plazas del estadio la Bombonera, Boca Júnior estudia ahora fórmulas para mantener al goleador Márcio Carioca, que marcó siete goles en 4 partidos. “Si tenemos un equipo barato, para el fútbol profesional brasileño, imagínense los problemas que tenemos para resistir al asedio de empresarios, ahora que nos volvimos famosos”, dijo el directivo.
Márcio Carioca, su compañero de ataque Marcelo Sergipano y el defensa Franklin son los que más ganan en el equipo: el equivalente a 578 dólares, cada uno. Comparados con un famoso del Boca auténtico, ganan algo así como 65 veces menos que Martín Palermo. Los otros jugadores del equipo ganan alrededor de 115 dólares por mes.
El plantel profesional tiene 22 jugadores, al mando de Toinho, un ex arquero del San Pablo en la década del ’70, que fuera ayudante de campo del uruguayo Darío Pereira, el entrenador del Paysandú, el equipo brasileño que casi elimina al auténtico Boca de la Copa Libertadores 2003. Además, el club tiene en sus filas a 88 jugadores juveniles.
Gilson impulsó una precaria pero entusiasta campaña de marketing para vender camisetas del Boca Júnior dentro y en los alrededores de la Bombonera, donde, incluso, algunos hinchas celebran los goles con pasos de tango, que han aprendido para sumarse a la onda.
“La hinchada está creciendo y está correspondiendo con la compra de la camiseta, porque el equipo tiene un nombre diferente, muestra garra y ha demostrado pasta de campeón”, sostuvo Gilson.
“Como jugador no tuve el éxito que el Boca Júnior está teniendo, pero vale la pena porque estamos mostrando que el fútbol brasileño también tiene garra”, le dijo el directivo a la agencia EFE.