EL PAíS › SUSPENDIERON TODAS LAS CAUSAS
CONTRA EL DICTADOR EMILIO MASSERA
Zafó por ser un enfermo mental
Un informe médico señaló que Massera no está en condiciones de afrontar un juicio. Los jueces decidieron suspender las causas en su contra. Se realizarán exámenes periódicos y, si mejora, hipótesis poco probable, las investigaciones se reanudarán.
Por Victoria Ginzberg
Abandona la cama en pocas oportunidades. Tiene la mitad derecha del cuerpo flácida y casi paralizada. Camina de forma “patológica y claudicante”, siempre con asistencia de otra persona. Puede comer, pero necesita ayuda para hacerlo. Sufre de incontinencia y usa pañales. No está inconsciente, pero tiene dificultades para hablar y comprender. Esa es la condición física del dictador Emilio Eduardo Massera según un informe del Cuerpo Médico Forense. En base a ese diagnóstico los jueces que tenían causas contra el Almirante Cero las suspendieron y, por lo tanto, el represor recuperó su libertad, aunque con las limitaciones de su estado. “Me pregunto si a los presos comunes los dejan en libertad cuando están enfermos. Jamás lo hacen, aunque se estén muriendo. ¿Por qué con los represores que cometieron crímenes de lesa humanidad hacen estas diferencias?”, se preguntó Mabel Gutiérrez, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, reclamó la intervención presidencial.
Massera estaba detenido en tres causas: la apropiación del hijo de Cecilia Viñas nacido en la ESMA, Javier Penino; su participación en el plan sistemático de robo de hijos de desaparecidos y un pedido de extradición de Alemania por el asesinato de dos ciudadanos de ese país.
Durante la feria judicial de enero, tal como informó en ese momento Página/12, la jueza María Servini de Cubría suspendió el caso de Viñas de acuerdo al informe médico que señalaba que el dictador no tenía “capacidad intelectual”. La medida se había originado en un pedido de la defensa de Massera luego de la hemorragia cerebral que sufrió en diciembre de 2002 y de la que logró zafar a pesar del deseo de muchos. Pero el episodio le dejó secuelas.
En ese entonces, la Cámara Federal señaló que la jueza debía continuar la investigación hasta el momento de dictar sentencia y luego evaluar el estado de salud del acusado. Por eso Servini de Cubría ordenó un informe médico exhaustivo con el que suspendió el proceso.
Los jueces Guillermo Montenegro y Sergio Torres –a cargo de los otros dos expedientes– se pronunciaron ahora en el mismo sentido y por lo tanto Massera quedó sin causas abiertas en su contra. Los magistrados dispusieron que se realicen exámenes periódicos trimestrales al dictador para que, en caso de mejora, se reanuden las investigaciones. Sin embargo, es poco probable que eso suceda. Los médicos que revisaron al Almirante Cero señalaron que la “tendencia evolutiva” es “ominosa e irreversible”.
Massera cumple 80 años en octubre y, según surge del parte médico al que tuvo acceso este diario, fue revisado por el Cuerpo Médico Forense en 62 oportunidades por orden de distintos juzgados desde 1998 hasta fines de 2004. El último registro fue elaborado por los doctores José Luis Lupi y Juan Carlos Verduci –del órgano judicial– y dos neurocirujanos del Hospital Naval, Alfredo Figari y Miguel Angel Broncanelli.
A pesar del deterioro mental de Massera, los peritos narraron que lograron interrogar al reo con ayuda del personal que lo cuida 24 horas. “Nos informa que nació de parto normal en institución y que su desarrollo motriz neurológico fue normal. Manifestó que padeció enfermedades comunes de la infancia”, señalaron los médicos. A la vez, no recordaba datos de sus familiares cercanos.
Los profesionales evaluaron que la actitud de Massera era “colaboradora” y que se encontraba “por momentos desorientado y perplejo”. Describieron su estado de conciencia como “hipolúcido, con fatigabilidad creciente en la atención” y su aspecto como “ensimismado, ansioso y perplejo”. Concluyeron que su situación era equiparable con una “incapacidad total y absoluta” que le impedía afrontar un juicio.
“El caudal de su agresividad se encuentra contenido”, señalaron. Una suerte para los que conviven con él y una situación muy diferente a la de tiempo atrás, cuando comandó el exterminio de treinta mil personas, delito considerado imprescriptible por la Corte Suprema de Justicia de acuerdo con los tratados internacionales en materia de derechos humanos.
Massera fue condenado en el Juicio a las Juntas por tres homicidios agravados por alevosía, 12 tormentos, 69 privaciones de la libertad calificada por violencia y amenazas y siete robos. Fue indultado en diciembre de 1990 y ocho años después fue encerrado acusado de apropiación de menores, pero como era mayor de 70 años le concedieron prisión domiciliaria. El beneficio se suspendió luego de que se descubriera que salía a pasear afuera de la quinta en la que estaba recluido. Debido a problemas de salud, regresó a su casa, esta vez al departamento de Palermo. Allí lo sorprendió la hemorragia y desde allí podrá ahora salir a pasear. Si en algún momento de lucidez se entera de que fue liberado, también será consciente de que eso sólo ocurrió porque está incapacitado mentalmente, que hace tiempo sus crímenes dejaron de considerarse actos heroicos, que un represor está siendo juzgado en España y que la Escuela de Mecánica de la Armada se convertirá en un museo que rendirá homenaje a sus víctimas.