DEPORTES › LA NBA Y LOS BASQUETBOLISTAS ACORDARON
No habrá paro de jugadores
Los dueños de equipos de la NBA y la Asociación de Jugadores de esa liga acordaron un nuevo contrato laboral de seis años, despejando así la amenaza de paro que flotaba en el ambiente en las últimas semanas.
David Stern, comisionado de la NBA, y Billy Hunter, presidente de la Asociación de Jugadores (AS), dieron a conocer el convenio, en una rueda de prensa realizada en SBC Center de San Antonio Spurs, previo al sexto partido de la final. A sólo 10 días de la finalización del actual convenio de siete años, las dos partes anunciaron el nuevo compromiso.
Entre los aspectos que mantenían en disputa a ambas partes figuraba el deseo de la NBA de establecer en 19 años la edad mínima para el “draft” (selección de talentos), lo relativo al techo salarial de los equipos, la longitud de los contratos y establecer una política antidoping más rigurosa.
“Este nuevo acuerdo propicia una fuerte relación con nuestros jugadores, lo cual es esencial para nuestra estrategia de crecimiento global”, señaló Stern. De su lado, Hunter señaló que “pese a no haberse concretado aún un acuerdo por escrito, creemos que tenemos un marco adecuado para un convenio que preserve e incremente lo que han logrado los jugadores bajo el acuerdo a punto de expirar”.
El nuevo trato incluye un incremento del techo salarial de los equipos de un 48 a un 51 por ciento, así como disminuir el impacto del “impuesto de lujo” que deben pagar algunas franquicias por sobrepasar ese tope.
Igualmente se garantiza a los jugadores que recibirán el 57 por ciento de las ganancias de la Liga, el mismo porcentaje que han recibido en las últimas dos temporadas. Además, la Liga garantizará que todos los equipos mantengan una nómina de 14 jugadores.
También se acordó reducir en un año la extensión de los contratos de los jugadores. Los equipos sólo podrán extender contratos de seis años o menos a sus propios integrantes, y de cinco años o menos a los agentes libres.
Los basquetbolistas acordaron igualmente someterse a cuatro pruebas antidoping al azar por temporada, mientras que serán incrementadas las sanciones por el uso de sustancias prohibidas.
La edad límite para entrar en el “draft” se incrementó de 18 a 19 años, algo que exigía la NBA, pero los jugadores lograron en compensación un aumento en el salario mínimo y en los beneficios.
El nuevo acuerdo evita otro paro como el ocurrido en 1999, que costó a la Liga y a los jugadores millones de dólares y restó muchos puntos en la confianza de los hinchas. Quita la atención sobre un posible foco de conflicto y la fija sobre otro: el desinterés.
Los relatores de la cadena estadounidense NBC dejan de hablar por unos segundos, mientras al fondo se escucha en italiano una apasionada descripción de una jugada crucial en uno de los juegos de campeonato de la NBA. La serie final entre los San Antonio Spurs y los Detroit Pistons se transmite este año a 205 países en 45 idiomas, lo que para los relatores de la NBC es la prueba irrefutable de que en los predios de la NBA el sol no se pone nunca.
Sin embargo, la “internacionalización” de la NBA, como le llama el comisionado David Stern, tiene una nube negra en el decreciente interés de los televidentes estadounidenses, probablemente porque no aparece aún por ningún lado un superastro. Alguien que calce los zapatos, por ejemplo, de un Michael Jordan.
Kobe Bryant, LeBron James y recientemente Dwayne Wade son llamados por la prensa como los “herederos” de Jordan, pero ninguno está en la final y para los puristas es un abuso hacer comparaciones con alguien que no tiene ni tendrá igual.
Pese a la internacionalización del deporte, las estrellas extranjeras como Ginóbili, Tony Parker o Tim Duncan no entusiasman en Estados Unidos como quisiera la NBA. La afición al básquetbol es muy local, y la final les quitó el sueño a los hinchas de San Antonio y Detroit, pero el resto del país durmió tranquilo. Los rating televisivos muestran el escaso interés que la final despierta.