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La jornada que completó los debutes de los últimos equipos –caída de Portugal en jornada nefasta frente a los sorprendentes yanquis y cómoda victoria de los rusos ante Túnez– hizo también que uno de los protocandidatos apurados tras la primera goleada, Alemania, del Grupo E, se desinflara ante el empuje consecuente de los irlandeses, que les empataron sobre la hora.
Lo más sorpresivo, sobre todo por el trámite, fue el triunfo norteamericano. En un primer tiempo en que el oportunismo de EE.UU. fue estimulado por la increíble torpeza de la defensa portuguesa, que dio todo tipo de ventajas –lo de Víctor Bahía y Fernando Couto fue impresentable– los ganadores sacaron ventajas inalcanzables para un Portugal sin rumbo; es decir: sin Ruy Costa y sin Figo.
En Alemania-Irlanda, todo parecía deslizarse por los carriles del partido anterior de los de Völler: centro de Ballack y cabezazo del goleador Klose. Lo que no tenían previsto era el temperamento irlandés: sobre la hora, Robbie Keane hizo olvidar a su hermano y sometió al grandísimo Kahn. La zona se pone lindísima.