Acompañado por más de mil hinchas, los restos del futbolista José Luis “Garrafa” Sánchez fueron inhumados ayer en un cementerio de Esteban Echeverría, luego de haber sido velados en la sede de Laferrère, equipo en el que militaba y del que era ídolo. Tanto que el cajón fue paseado por el terreno de juego, en una póstuma vuelta olímpica, mientras los fanáticos cantaban “el loco no se va...”.

Con la presencia de gran cantidad de futbolistas, técnicos y amigos que cosechó a lo largo de su carrera, Garrafa fue despedido como un ídolo. A pesar del calor, los hinchas se acercaron a la sede del club para darle el último adiós a cajón abierto. Luego de ello, el cajón fue trasladado a la cancha, donde lo pasearon en una simbólica vuelta olímpica. Más adelante, el cortejo se dirigió al centro comercial de Gregorio de Laferrère y a la plaza de la ciudad, mientras cientos de vecinos salían de sus viviendas y comercios para acompañar con aplausos y gritos el último contacto con su ídolo. Antes de trasladarse al cementerio privado Las Praderas, en Esteban Echeverría, la comitiva se detuvo en la puerta de la casa de Sánchez, de la que colgaban varias banderas verdes y blancas de Laferrère.

Ya en el cementerio, donde también había simpatizantes de Banfield (club con el que Sánchez ascendió a Primera División en 2001), se ofició una misa. En ese lugar, los hinchas hicieron una especie de pasillo con una extensa bandera de Laferrère, bajo la cual pasó el cajón hasta llegar a una carpa en la cual se realizó una breve ceremonia. Tras la despedida íntima de los familiares más cercanos, los hinchas desfilaron alrededor del cajón en la última imagen que se vio.

Al sepelio de Sánchez asistieron Javier Sanguinetti, Adrián González, Cristian Lucchetti, Marcos Galarza, Damián Toledo y Julio Barraza, todos ex compañeros en Banfield, quienes viajaron desde Tandil, donde están haciendo la pretemporada. También estuvo el entrenador Carlos Leeb, también compañero en el club del Sur del Gran Buenos Aires. Además se hicieron presentes los jugadores de Laferrère y el técnico, Horacio Bidevich.