Miércoles, 1 de marzo de 2006 | Hoy
Con este resultado, Independiente quedó a cuatro puntos del líder Colón, que ayer venció de local a Banfield 4-2. En tanto que Racing volvió a perder, 3-0 ante Olimpo, en Bahía Blanca, y profundizó su crisis.
Bajo una lluvia incesante y con varios pasajes de muy buen fútbol, Colón goleó 4-2 a Banfield, en un partido que tuvo el resultado abierto hasta el final, y quedó transitoriamente como único líder del Clausura: River lo puede superar hoy. Denis, en dos ocasiones, Cangele y Zurita anotaron los goles para el equipo dirigido por Edgardo Bauza, mientras que Galván y Sand marcaron para la visita.
El primer tiempo fue realmente bueno, porque luego del excelente cabezazo de Denis al palo derecho de Lucchetti, que le sirvió a Colón para abrir el marcador cuando ni siquiera se habían jugado tres minutos, la visita se apoderó de la pelota y lentamente fue llevando al equipo de Bauza contra su arco. Luego de una buena trepada de Barraza por la derecha, Galván consiguió el empate, entrando solo por el segundo palo, con un derechazo que se clavó cerca del ángulo izquierdo de Tombolini.
Con el marcador igualado, Colón volvió a asumir el rol protagónico del partido y en una verdadera ráfaga de toques y buen fútbol, volvió a ampliar la diferencia. Cangele aprovechó un despeje defectuoso de Paletta y sacó un tremendo zurdazo cruzado que ingresó besando el palo izquierdo de Lucchetti. Siete minutos después, Denis terminó de desconcertar a la visita con otro buen testazo que ingresó junto al poste derecho.
Con el partido 3-1, Colón sumó otro par de chances para liquidar el encuentro. Sin embargo, dejó pasar el momento y Banfield volvió a adueñarse de la pelota. Con más empuje que fútbol, el equipo de Leeb se repitió en centros hasta que hizo honor a la regla de “dos cabezazos en el área es gol o milagro”. Barijho bajó de cabeza un buen centro de Galván cerca del segundo poste y Sand fusiló a Tombolini con un perfecto testazo que ingresó cerca del ángulo izquierdo.
La lluvia de goles del primer tiempo sirvió de antesala para el verdadero diluvio con el que se disputó el complemento, que tuvo un ritmo similar al de la primera mitad, aunque la calidad del juego disminuyó un poco, principalmente por el estado del campo de juego.
En los primeros minutos, Sand demoró su definición –luego de desparramar a Tombolini– y entonces Banfield se convenció de que podía empatar. Entonces Leeb sumó gente en el ataque y Colón, como contrapartida, apostó a incrementar la posesión del balón. Cuando se moría el partido, Zurita alcanzó a rozar un violento zurdazo de Vargas y desató el festejo de los locales, que se fueron cantando, ilusionados con la chance de campeonar.
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