Los dirigentes de Boca, con Mauricio Macri a la cabeza, eligieron mostrarse tristes y gozosos ante la inesperada decisión del presidente de la AFA, Julio Grondona, de ofrecerle al entrenador boquense, Alfio Basile, por segunda vez la conducción del equipo nacional. Y aunque para afuera dicen que toman el asunto con calma, lo cierto es que ya se lanzaron a la caza de un nuevo entrenador para el club. La lista de candidatos, con el escurridizo Marcelo Bielsa en primer término, se acrecentará más y más con el correr de las horas. Carlos Ischia, Diego Cagna, Julio César Falcioni, Gerardo Martino, con chances improbables, figuran también en la nómina de reemplazantes. Nadie nombra a Diego Maradona, quien a su vez, se sabe, no es de andar ofreciéndose, sino que espera ser convocado.

¿No sería éste, acaso el mejor momento para que Maradona asuma la conducción de Boca, la misma que hace tiempo se le insinúa? ¿No es éste un momento ideal, con un club que no tiene urgencia de resultados, que tiene un equipo consolidado que viene de ganar cuatro títulos al hilo, que tiene aire de sobra hasta la próxima Copa Libertadores? No caben dudas de que Boca no tendrá uno mejor para concretar la promesa de que los hinchas vean a su máximo ídolo en el banco de suplentes, no como fachada de dirigente, no como nexo difuso entre los jugadores y la Comisión Directiva. Como entrenador, haciendo jugar al fútbol, lo que mejor hizo, lo que en verdad conoce, ¿no es lo que todos desean? “Maradona tiene muchas ocupaciones y por el momento no desea dirigir a Boca, pero siempre es candidato”, señala Macri. Resulta imposible creerle.

Enterados de la tentación de Basile, los dirigentes apuntaron los cañones a Bielsa, debilidad de Macri, más allá de que la última vez, cuando con Maradona como nexo lo fueron a buscar, contestó que no. Un grupo de dirigentes sugirió el nombre de Cagna, pero encontraron resistencia entre sus pares, que le achacan falta de experiencia. Ischia tiene a favor el haber trabajado al lado de Carlos Bianchi durante el ciclo más exitoso del club, pero su proyección en solitario le resta. Falcioni, en cambio, pertenece a esa clase de entrenadores que son siempre candidatos, que se presentan serios, cautelosos, pero siempre parece faltarles cinco guitas.

Tras la salida de Bianchi, Boca vivió varias frustraciones. Oscar Tabárez, Miguel Brindisi y hasta el Chino Benítez tuvieron su chance. Se sabe, además, que el Virrey parece no tener ganas de dirigir ahora. En la AFA no, porque no congenia con Grondona, y eso es respetable. Intentaron convencerlo los de la calle Viamonte, hasta le ofrecieron responder ante el Atlético de Madrid, club que lo despidió y continúa pagándole el contrato, pero igual su respuesta fue no. En Boca descartan elegantemente a Bianchi, cuestión de política interna.

“Basile le dio mucho al club y el premio a semejante éxito es llegar a dirigir el seleccionado”, comentó Macri. También le dio mucho Maradona a Boca, en todos sus distintos momentos, pero sobre todo ahora durante su recuperación. Fue Diego el que eligió a Basile para el cargo, el que lo convenció, y acertó. Se podrá decir que mejor Maradona debería dirigir la Selección, pero Grondona ya sentenció: “Le falta experiencia”. Es curioso lo que pasa: todos lo ven dirigiendo, pero nadie lo contrata. Quizá sea el momento de que Boca, que se jacta de ser primero en todo, se ponga a la vanguardia de esta causa. Este es el momento de Diego en Boca. El momento justo para que la palabra empeñada pague su pequeño precio.