Viernes, 21 de julio de 2006 | Hoy
EL PAíS › QUEJAS DE URUGUAY Y PARAGUAY POR ASIMETRIAS
Las economías grandes de la alianza se plantean proyectos de crecimiento, en tanto las economías menores mantienen sus reclamos. Uruguay insistió con los tratados bilaterales fuera del Mercosur.
Por F. C.
Desde Córdoba
La reunión del llamado Consejo del Mercado Común, que agrupa a los cancilleres y ministros de Economía del Mercosur, inauguró ayer la cumbre demostrando que aún conviven dos agendas dentro del bloque: los países grandes, que quieren ir a la carga con nuevos proyectos de integración, y los chicos, que quieren solucionar antes que nada las asimetrías. En los ministros de Argentina y Brasil hubo palabras de comprensión hacia los socios, aunque por lo bajo comenzaban a hablar de cierto cansancio por una postal que se repite en cada cumbre. A la propuesta elaborada por la ministra de Economía, Felisa Miceli, para lanzar un banco regional que ayude a proyectos productivos podía contraponérsele la intervención de su par uruguayo, Danilo Astori, quien además de quejarse por las asimetrías lanzó abiertamente la idea de que el bloque permita a sus integrantes firmar acuerdos de libre comercio bilaterales con otros países. Desde hace tiempo, Uruguay amaga firmar acuerdos con Estados Unidos, pero las reglas se lo impiden.
Al justificar su cansancio, lo que decían en la Cancillería argentina era que en los últimos tiempos se había hecho bastante por recortar las asimetrías en el bloque y que, pese a eso, en cada encuentro Uruguay y Paraguay vuelven a la carga como si no hubiera pasado nada. Así, recordaban que con el ingreso de Venezuela, los países chicos tuvieron preferencias de manera que pudieron comenzar a negociar una canasta de productos con arancel cero. También que se creó un fondo específico de 100 millones de dólares para ayudar a las áreas de sus economías más atrasadas, el Focem, que ayer se puso en marcha a partir de un convenio que firmó el titular de la Comisión de Representantes, Carlos “Chacho” Alvarez. Y subrayaban que Uruguay recibe hoy energía y combustible gracias a Argentina, Brasil y Venezuela. Pero las quejas siguieron.
Con todo, los países chicos esta vez también mostraron sus diferencias. La canciller paraguaya, Leila Rachid, le pronosticó una corta sobrevida al bloque si no se atendían sus reclamos con urgencia. Pero no coincidió con el pedido de Astori para que se flexibilizara el arancel común, casi un emblema del Mercosur. Curiosamente, en el momento del duro discurso de Rachid, el audio por el que podía seguirse la reunión en el inmenso salón de prensa del predio ferial se cortó.
Así y todo, prevalecieron los tonos diplomáticos. “Ahora que Argentina y Brasil comienzan a superar sus problemas económicos, es necesario prestar atención a las cuestiones que plantean los países más chicos, como son las asimetrías y la posibilidad de acuerdos con países y bloques subzona”, aceptó Miceli, de impecable saco blanco y llamativo cuello de piel. Córdoba vivió ayer otra jornada de verano. Brasil también planteó el tema como “meta prioritaria”. “Es lo que vienen diciendo desde hace diez años”, les respondió Rachid, sin dar el brazo a torcer.
El canciller Jorge Taiana fue el encargado de encabezar la sesión dado que hasta hoy, cuando le pasará la posta a Brasil, Argentina tiene la presidencia pro tempore del bloque. Los representantes argentinos diferenciaron la propuesta de Astori de armar acuerdos de libre comercio entre los países con un TLC (Tratado de Libre Comercio) como en algún momento se especuló que podría firmar con Estados Unidos. “Es diferente, un TLC destruye el bloque, un acuerdo para un tema específico –por ejemplo exportar carne a Estados Unidos– no generaría tantos problemas”, explicaban luego en Cancillería.
No obstante, se acordó que en un plazo de uno o dos meses habrá una reunión de los técnicos donde Paraguay y Uruguay podrán precisar cuáles son sus quejas, de manera de establecer las posibles soluciones. La propuesta de Miceli de crear un banco regional que sirva para estimular el desarrollo caminó en una dirección diferente. Igual que el Gasoducto del Sur o el Bono del Sur, Argentina, Brasil y Venezuela demuestran que su objetivo apunta a fortalecer el crecimiento de las economías de la región. Las economías chicas, en cambio, se manejan con otras urgencias que plantean como prioritarias antes de seguir avanzando.
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