Jueves, 16 de noviembre de 2006 | Hoy
DEPORTES › SE LLEVA A HIGUAIN Y GAGO
La veda de jugadores argentinos en el club blanco, que había impuesto el anterior presidente, Florentino Pérez, llega a su fin. Ramón Calderón, el actual titular, está convencido de que conviene cambiar la mano.
Por Sebastian Fest
Desde Madrid
Todavía habrá que esperar semanas hasta verlos pisar el estadio Santiago Bernabeu, pero el anuncio de que Gonzalo Higuaín y Fernando Gago se convertirán en jugadores del Real Madrid marca el final de la veda de argentinos en el club blanco. Era una fría noche de diciembre de 2000 en Madrid, y Florentino Pérez habló con sinceridad de su equipo. Y algo quedó claro: sus simpatías por el juego y la personalidad de Fernando Redondo eran escasas, y lo mismo podía decirse sobre Santiago Solari –primo de Redondo–, que había llegado al club casi al mismo tiempo que Pérez ganaba las elecciones, a mediados de 2000.
En sus casi seis años al frente del Real Madrid, Pérez fue tan consecuente con su obsesión “galáctica” como en la “limpieza” de argentinos. Redondo fue el primero en irse semanas después de la elección de Pérez y Solari resistiría cuatro años más, aunque finalmente debió rendirse.
Redondo fue fundamental para que el Real Madrid ganara en 1998 su séptima Copa de Europa. Su fabuloso partido en la semifinal en Dortmund ante el Borussia está en la memoria de cualquier hincha del Real Madrid, porque fue la antesala del tan anhelado título. Y la gambeta de taco y posterior pase de gol a Raúl para que se derrotara al Manchester United en 2000 en Old Tra-
fford, antesala de la octava Copa, fue otro momento glorioso del mediocampista argentino.
Redondo se fue mal del Real Madrid, el 27 de julio de 2000, y su salida generó una pequeña manifestación frente al Bernabeu. “¡Redondo sí, Florentino, no!”, “¡Florentino dimisin!”, gritaba un grupo de 200 personas ante el estadio.
En julio de 2003 ocurrió la contratación más estrambótica de la “era Florentino”. Gabriel Milito se hizo la revisación médica tras anunciarse el fichaje, promovido por el entonces director general del club, Jorge Valdano. Una rodilla fue la excusa para que el club diera marcha atrás, dejando su imagen por el suelo y a Valdano tocado. Milito cumpliría luego tres grandes temporadas en el Zaragoza, sin rastros de problemas físicos de importancia.
Un año después llegó Walter Samuel, esta vez desde la Roma. Su fracaso fue claro y, en medio de la sequía de títulos que iniciaba el Real Madrid, Pérez encontró algo de razón a su discreta animadversión por los albicelestes. Valdano había sido además un impulsor de su contratación. Y fue Valdano la siguiente escala en el repliegue argentino del Real Madrid. Tras las elecciones que encumbraron a Pérez por otros cuatro años –truncados por su renuncia–, Valdano se fue del club, molesto con el recorte de poder a su cargo y en desacuerdo con determinadas decisiones.
Y en todos esos años el club que quizás más le debe a un argentino en el mundo –Alfredo Di Stefano, su gran estrella y actual presidente honorario– se iba “brasileñizando”, sumando al veterano Roberto Carlos nombres como Ronaldo, Julio Baptista, Robinho y, ahora, Marcelo.
Ramón Calderón, actual presidente del club, tiene su cargo pendiente de un litigio electoral. Pero por el momento apuesta a la rentable –futbolística y económicamente– “veta” argentina, retomando un camino cerrado en los últimos años por Pérez. “Nos va a venir muy bien. Sobre todo Gago. Es un jugador que va a ayudar mucho en el centro del campo. De esto, como saben, no tengo muchos conocimientos, pero me dicen que es un jugador que se parece mucho a Guardiola y a Redondo, que mueve la pelota muy rápido”. Se cierra el círculo, y seis años después de su caída el Real Madrid sueña con el sucesor de Redondo.
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