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El acuerdo de los decanos debutó con otra suspensión en la UBA

Unos 200 estudiantes volvieron a impedir una sesión del Consejo Superior de la UBA. El vicerrector llamó a dialogar a la dirigencia de la FUBA, mientras los decanos esperan que el Gobierno les ceda el Congreso para intentar elegir rector.

 Por Javier Lorca

En superficie fue más de lo mismo: la protesta de unos 200 estudiantes de la FUBA volvió a impedir que sesionara el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Pero, entrelíneas, la enésima puesta en escena del conflicto expuso una fractura entre las autoridades académicas y mostró las nuevas alternativas que se analizan. Por un lado, la mayoría de los decanos aún espera que el Gobierno alce un pulgar y conceda el Congreso como sede para convocar la demorada asamblea, donde intentarían elegir a Rubén Hallú como rector, luego a Jaime Sorín como vice, para impulsar una plataforma de consenso. Por otro lado, el vicerrector Aníbal Franco convocó a la dirigencia estudiantil a dialogar hoy en busca de una salida a la crisis, admitiendo la posibilidad de organizar una asamblea, pero no para designar rector, sino para reformar los estatutos de la UBA.

Ayer, el Consejo Superior tenía que empezar a sesionar a las 9, en la sede del rectorado. Un par de horas antes habían comenzado a llegar estudiantes de las agrupaciones de izquierda que conducen la federación universitaria (PO, MST, CEPA y otras), muchos tras pasar la noche en la Facultad de Ciencias Sociales. Se desplegaron sobre Viamonte al 400, y en la esquina con Reconquista, obstruyendo las tres puertas del edificio para impedir el ingreso de los consejeros. “El consejo no sesiona otra vez y el pacto se va a caer”, celebraban por anticipado. Carteles y banderas rechazaban el acuerdo propuesto por los decanos y también la eventual presentación de las carreras ante las evaluaciones que realiza la Coneau, o reclamaban la democratización de la UBA y un aumento del presupuesto universitario.

Las dificultades para la reunión ya estaban previstas desde el martes, cuando la Justicia Federal confirmó que rechazaba un amparo solicitado por el vicerrector Franco en busca de medidas que garantizaran el normal funcionamiento del Consejo. Pasadas las 8, los decanos y consejeros que iban llegando se refugiaban en un bar y luego en otro, a esperar y ver qué hacían. Algunos fueron increpados por estudiantes, en un número habitual cuando hay cámaras de TV. “Son fascistas porque no nos dejan sesionar”, renegó Hallú, decano de Veterinarias y candidato a rector. Alberto Boveris, decano de Farmacia, calificó a la protesta como “un chantaje” y dijo que era evidente la necesidad de protección judicial. Por eso, los decanos labraron un acta ante un escribano, para sumar elementos en un próximo ensayo de la vía judicial. A las 9.40, cuando no quedaban consejeros a la vista, sólo estudiantes, Franco se asomó por la puerta principal del rectorado y dio por suspendida la sesión ante los micrófonos y el festejo de la FUBA: “Los cagó, y Franco los cagó”, entonaban. “Quedó demostrado que detrás de lo que se presentó como un amplio acuerdo de decanos y consejeros en función de una fórmula común se esconden fuertes disputas internas entre distintos sectores de las camarillas por el manejo del presupuesto, especialmente por los llamados recursos propios”, se despachó Juan Pablo Rodríguez, copresidente de la federación.

Decanos molestos

Molestos con la suspensión de la sesión decidida por Franco, los decanos se reunieron en la Facultad de Derecho. “No nos parece clara su actitud”, reconoció uno de los concurrentes. El propio vicerrector admitió también que en los últimos días no había mantenido comunicación con los titulares de las facultades. El cortocircuito existe desde hace casi un mes, cuando los decanos comenzaron a definir la plataforma y la fórmula de consenso excluyendo a Franco, incluso disponiendo de su cargo. Ayer a la tarde hubo una reunión entre el vicerrector y los decanos de Arquitectura, Exactas, Filosofía, Veterinarias, Ingeniería y Farmacia. Se recuperó el diálogo, pero las diferencias se mantienen.

“El acuerdo de gobernabilidad está firme –aseguró a Página/12 Hugo Trinchero, decano de Filosofía y Letras–. El problema es que, hasta que no tengamos definición sobre la sede y la fecha, no podemos organizar y convocar la asamblea universitaria. Hoy (por ayer) nos íbamos a limitar a sesionar para tratar los expedientes atrasados. Pero la FUBA corre el arco todo el tiempo. Ahora que logramos acordar una plataforma con muchos de los puntos que ellos reclaman, la excusa es que se trata de un acuerdo de los decanos, cuando en realidad lo discutimos con consejeros de todas las facultades. Hay que cambiar muchas cosas en la universidad, pero por el camino del debate.”

Por su lado, el vicerrector resolvió iniciar un proceso de consultas. “Voy a encontrarme con los estudiantes para ver si en la mediación podemos hallar alguna alternativa para destrabar el conflicto. No es algo que se vaya a resolver en un día. También espero volver a trabajar junto a los decanos, después de que pudimos aclarar algunos puntos –dijo a este diario–. Este es un momento interesante porque la cuerda no se puede tensar mucho más.”

–¿Qué alternativa va a analizar con los estudiantes?

–Voy a escuchar sus propuestas. Vamos a ver si se puede convocar una asamblea para reformar los estatutos sobre la base de la discusión democrática, respetando la decisión que tome la mayoría.

–¿Una reforma antes de elegir rector?

–Podría ser antes. Como están dadas las cosas, es un camino que no podemos obviar.

Justamente, la reforma estatutaria antes de la elección de autoridades es uno de los puntos –exigido por la FUBA y rechazado por los decanos– que viene perpetuando la crisis. La primera reunión entre Aníbal Franco y la dirigencia estudiantil se haría hoy, aunque anoche todavía estaba supeditada a los compromisos del vicerrector. Y la FUBA, que hasta hace poco desconocía la legitimidad de Franco, tampoco había resuelto qué hacer. “No tenemos problema en hablar con nadie. Pero nos gustaría tener algunas precisiones, porque sabemos que la interna dentro del bloque de los decanos y entre ellos y el vicerrector es muy fuerte. ¿Franco nos convoca en nombre suyo o del Consejo Superior? ¿Tiene capacidad real para mediar?”, se preguntó uno de los referentes de la federación.

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Rubén Hallú, decano y candidato a rector, discute con militantes de la FUBA a metros del rectorado.
 
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