Antonio Matarrese, el presidente de la Liga Profesional Italiana de Fútbol, quiso hacerse el Grondona, creyó que también podía usar el anillo del “todo pasa” y fue criticado por pretender que los muertos en el calcio “son parte del sistema”. Mientras, paralizado, el fútbol campeón del mundo se ha convertido en una delicada cuestión de Estado, al dirigente se le ocurrió meterle presión al Ejecutivo asegurando que “el espectáculo debe continuar” y fue criticado tanto por el primer ministro, Romano Prodi, como hasta por el papa Benedicto XVI. Mañana, el gobierno italiano propondrá oficialmente las medidas con las cuales permitirá el retorno del fútbol profesional a las canchas de una de las ligas más poderosas del planeta, pero la FIGC avisó que está lista para volver a jugar el domingo.

“El fútbol no puede cerrar, los muertos son parte del sistema”, había dicho Matarrese. “La Fiat, para relanzarse, no se detuvo. Nosotros estamos doloridos, pero el espectáculo debe continuar. Los muertos del sistema del fútbol lamentablemente forman parte de este grandísimo movimiento que las fuerzas del orden aún no pueden controlar”, agregó. “El fútbol no debe cerrar nunca”, subrayó el dirigente. “Es la regla principal: esta es una industria que paga su precio. ¿Se puede pensar que una industria cierre sus instalaciones y luego las reabra quién sabe cuándo?”

Prodi calificó las declaraciones de Matarrese como “inaceptables”. “Leí comentarios inaceptables sobre la inevitabilidad de lo ocurrido, es una posición alocada. No se puede aceptar”, afirmó el premier italiano. “Las decisiones del gobierno serán para rendir prueba concreta de que esto no se puede aceptar”, añadió Prodi.

La posición de Matarrese también fue duramente rechazada por el Comité Olímpico Italiano (CONI), que evaluará inclusive una sanción al dirigente, habiendo expresado “desconcierto e indignación por el contenido gravemente ofensivo”. Matarrese, curiosamente, era el presidente de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) hace doce años, cuando el fútbol también paró una jornada por la muerte del aficionado Vincenzo Spagnolo, asesinado por un hincha del Milan en Génova, antes del partido entre ambos clubes.

“Los protagonistas (del fútbol) deben promover con mayor determinación el respeto de la legalidad, favoreciendo la lealtad, la solidaridad y la sana competitividad”, opinó el Papa en un mensaje en el que condenó la violencia.

El gobierno de Prodi presentará mañana, durante un Consejo de Ministros extraordinario, una serie de medidas destinadas a luchar contra la violencia en los estadios. La decisión de reanudar el Campeonato de Italia de fútbol, paralizado tras la muerte del policía Filippo Raciti al margen del clásico siciliano Catania-Palermo, será tomada por el Consejo, indicó el comisario extraordinario de la FIGC, Luca Pancalli. “Tras las medidas de urgencia del gobierno, anunciadas para el miércoles, decidiremos si hacemos reanudar el fútbol italiano”, dijo Pancalli. “Desde un punto de vista técnico estamos dispuestos a jugar desde el domingo”, agregó.

El ministro del Interior, Giuliano Amato, anunció una serie de condiciones que se les exigirán a los estadios de fútbol: que las entradas sean nominativas y numeradas, así como la existencia de un sistema de videovigilancia interna y externa, un puesto policial dentro del recinto, torniquetes de entrada, zonas de filtrado previo al acceso y una iluminación suficiente en el exterior del estadio. Según la prensa italiana, no hay más de cuatro estadios que cumplan los requisitos exigidos por la ley: el Estadio Olímpico de Roma, el Estadio Olímpico de Turín y las canchas de Palermo y Siena, no así el popular Giuseppe Meazza de Milan o el Artemio Franchi de Florencia. “En esta cuestión no transijo”, dijo Amato. En los estadios que no cumplan con esas medidas, no se podrá jugar con público.