Miércoles, 21 de febrero de 2007 | Hoy
DEPORTES › SERGIO ROITMAN, LA SORPRESA DEL ATP BUENOS AIRES
“Me llegó tarde, pero me llegó”, aclara con una sonrisa gigante. Sergio Roitman no puede disimular su felicidad. Y no es para menos. El argentino dio la primera sorpresa del torneo al derrotar a José Acasuso, el lunes por la noche. “Es lejos la mejor victoria de mi carrera. Chucho es uno de los mejores jugadores del planeta sobre polvo de ladrillo”, asegura. El bonaerense de 27 años, uno de los habituales laburantes del circuito de challengers, pasó del anonimato a convertirse en una de las figuras del certamen de forma vertiginosa. Pese a las maratónicas sesiones de autógrafos a las que es sometido, Roitman prefiere optar por el perfil bajo. “Ni siquiera estoy en cuartos. No me quiero adelantar. Ahora me toca (Diego) Hartfield, pero las expectativas eran jugar bien en casa y por suerte lo estoy logrando”, sostiene el 78 del ranking de la ATP.
Se convirtió en profesional en el ’96, pero fue diez años después cuando logró meterse dentro de los 100 mejores. El año pasado, Roitman ganó los challengers de Guayaquil (Ecuador) y Aracajú (Brasil), y llegó a la final de otros tres: Reggio Emilia (Italia), San Marino y Aguascalientes (México), donde perdió ante Juan Martín del Potro. “Vengo trabajando muy duro hace mucho tiempo. Por distintas circunstancias los resultados no se me venían dando. Pero nunca bajé los brazos. Es premio al esfuerzo después de tanto tiempo”, sostuvo el pupilo de Gustavo Luza. “De chico no tuve gran apoyo. Tuve que hacer lo que pude. No fui un junior dotado. Nunca fui un Coria ni un Nalbandian, hay que reconocer eso”, admite Roitman.
El 2007 comenzó de manera auspiciosa para el argentino. Porque, pese a que se despidió rápido del Abierto de Australia (donde perdió ante el ruso Nikolai Davydenko) llegó a los cuartos de final en el torneo de Viña del Mar, su mejor actuación en un torneo ATP. En esa instancia, cayó ante el local Nicolás Massú por abandono, después de desaprovechar siete match-points. “Tuve un desgarro de 17 milímetros, pero por suerte me recuperé rápido”, señaló. “Ganar acá es muy especial –reconoce–. Desde que juego al tenis, de chiquito, soñé con jugar en la central del Lawn Tennis y ganar un partido. Igual, hay que ir partido a partido. El sistema round-robin es muy engañoso. Es imposible relajarse porque puede pasar cualquier cosa.”
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