Tuvo asistencia perfecta a los entrenamientos durante la última semana. Ese suceso, habitual en otros jugadores, convenció al entrenador Daniel Passarella para devolverle, al menos por un partido, la titularidad. Después de haberse alejado en varias ocasiones del plantel por sus continuas recaídas, producto de su adicción, Ariel Ortega volverá a jugar un encuentro desde el arranque. La ocasión es casi anecdótica. River, ya sin chances, se medirá mañana ante el Colo Colo chileno, en su último choque del Grupo 6 de la Copa Libertadores. “Vino a entrenar todos los días y ésta es una buena oportunidad para que se haga ver y para que descansen los titulares”, señaló Passarella.

Ortega no es titular en el equipo de Núñez desde el 13 de enero pasado, fecha en la River venció 2-0 a Racing por el torneo de verano. En aquella oportunidad, el jujeño marcó uno de los tantos de penal. Después llegaría el tiempo de las recaídas. El delantero dejó de asistir a los entrenamientos para priorizar su recuperación. Esa decisión fue la que lo marginó de los planes de Passarella. El 18 de marzo, por la sexta fecha del Clausura, Ortega volvió a escena. El delantero convirtió un gol con la mano y le permitió a River quedarse con un agónico triunfo ante Quilmes.

El último antecedente de Ortega se remonta al 29 de marzo. El delantero jugó unos minutos en el empate sin goles ante la Liga Deportiva Universitaria de Quito, en el Monumental. Una semana más tarde, River viajó a Colombia para enfrentarse frente al Caracas venezolano, partido que terminó en derrota por 3-1 y determinó la salida del conjunto de Passarella del certamen continental, en primera ronda. El entrenador optó por dejarlo en Buenos Aires para que jugara frente a Belgrano, por la novena fecha del torneo local. Pero, una vez más, Ortega faltó a un entrenamiento mientras el plantel estaba en Colombia, acción que le valió el castigo de quedarse fuera de la lista de los convocados para el partido ante los cordobeses. Mañana será el día de su regreso. Un condimento extra para un partido que no genera ninguna expectativa.