“Mi idea es afianzarme en Primera y después, si tengo la chance, ir a jugar al exterior. Por ejemplo, hoy a Rusia no iría. De qué me sirve la plata si sé que no voy a ser feliz.” La frase es de Diego Hernán Valeri, una de las figuras de este sorprendente Lanús, único puntero del campeonato. Con sólo 21 años, el joven que llegó al club a los nueve años y que hoy comienza a consolidarse como titular en Primera opta por el bajo perfil, y su tranquilidad a la hora de expresarse es una continuidad de su juego adentro de la cancha.

“Me encanta ver partidos de fútbol. Siempre que estamos en la concentración veo varios, no importa quién juegue”, admite el hombre nacido en Valentin Alsina, marcando una diferencia con muchos otros futbolistas de su generación. Quizá por su número ocho en la espalda o por su manera de correr –con su figura espigada y con trancos largos–, su juego se emparienta bastante con el de Juan Román Riquelme, a quien admira, pero rápidamente aclara que no cree ser merecedor de una comparación con el jugador de la Selección.

“Si llego a ser el 10 por ciento de lo que es Riquelme me conformo. Lo admiro, me parece un gran futbolista”, afirma. “Román jugó mucho tiempo en la posición que yo juego ahora –mediocampista por izquierda–. En Villarreal arrancaba por ahí y en el Boca de Bianchi muchas veces se tiraba al costado para tocar con Arruabarrena”, agregó el jugador que abrió la cuenta para Lanús en la victoria ante San Martín de San Juan, que los catapultó a la cima de la tabla. “Fue una jugada en la que Biglieri desbordó y yo hice la diagonal hacia el medio. Como vi que no estaba Sand me metí y pude marcar”, comenta sobre su buena definición en el 1-0.

A falta de cinco fechas para el final de un torneo caracterizado por la irregularidad, Lanús es el único puntero y su próximo partido, tras el parate por las elecciones, será ante uno de sus escoltas, Tigre. Allí será la oportunidad para revalidar este gran presente y de jugar por primera vez como líderes. “Disfrutamos mucho este momento. Por suerte ahora tenemos quince días para pensar tranquilos y preparar el partido que viene. Dependemos de nosotros. Hay que mantener el nivel”, sostiene Valeri, que jugó once partidos en el Apertura y metió cuatro goles: ante Gimnasia de Jujuy, Huracán, San Lorenzo y San Martín de San Juan, todos jugando en Arias y Guidi, donde Lanús afrontará tres de las cinco finales que le restan. Sobre el próximo partido, ante el equipo de Diego Cagna, afirmó que “no hay rivales accesibles, todos son complicados” y puntualizó: “Como local nos hacemos fuertes –acumula 14 partidos sin perder: ganó nueve y empató cinco– y vamos a salir a ganar”.

El futuro cercano marcará si este gran torneo del equipo de Ramón Cabrero se premia con el título. El futuro, un poco más lejano, marcará el camino de Valeri, que en este semestre ya fue tentado por Boca y en el receso de verano seguramente recibirá muchas ofertas. Mientras tanto él se mantiene tranquilo. Celebra su presente futbolístico en Lanús, pero se hace tiempo para disfrutar de sus hobbies fuera de la cancha: el rock y la historia. “Cuando me lesioné el año pasado, me puse a aprender guitarra y algo toco. Mis bandas favoritas son Los Piojos y La Bersuit”, dice sobre una de las pasiones que lo despejan del ruido de pelota. En tanto, asegura que dentro de algunos años “podría estudiar historia”, porque es una materia que siempre le interesó durante su etapa en el secundario, que pudo finalizar en el colegio Alemán, de Lanús, instituto de doble escolaridad: a la mañana todo en castellano y a la tarde todo en alemán, lo que lo convirtió en un perfecto germanoparlante.

Volviendo a la cancha, es firme en sus convicciones. Sabe que está latente la posibilidad de dar su primera vuelta olímpica y no quiere dejarla pasar. “Está todo en nuestras manos. Nos falta un título en Primera y es lo que vamos a buscar.”

LO QUE LE FALTA AL PUNTERO