DEPORTES › OPINION

¿Dónde andan los empresarios?

 Por Diego Bonadeo

A diferencia de varias pretemporadas anteriores, el receso 2007/2008 no tiene como protagonistas casi excluyentes a los que casi generosamente el medio futbolístico –que no el futbolero– denomina “empresarios”.

Los futbolistas, como los artistas, como los cantantes, en fin, con el tiempo será como casi todo aquel que tenga que negociar un salario, un contrato o cualquier cosa por el estilo, tienen representantes. Lo de “empresario” pareciera que les queda grande, si es que empresario es quien “emprende”. Hay una “representación” que a veces es simplemente una intermediación, que en el caso de los futbolistas que cambian de club, ya sea dentro del mismo país o internacionalmente, hacen innecesario lo que debiera ser moneda corriente y que alguna vez lo fue. Esto es, la negociación de club a club.

Es que no hubo ni éxodos ni incorporaciones demasiado relevantes, habida cuenta de que algunos parecen haber aprendido la lección de Lanús, en cuanto a entender que no todo lo que tiene que ver con el fútbol se compra con dinero. Casi todo fue monopolizado una vez más por la renovación de los cuerpos técnicos de River con la llegada de Simeone y de Boca con el regreso de Ischia, ahora ya no como segundo de Carlos Bianchi.

Y si es verdad que Fernando Belluschi fue vendido por River en siete millones de dólares, ¿cómo es posible que, más de un año atrás, Daniel Passarella, que no es ni empresario, ni representante, ni intermediario, pero que de estas cuestiones sabe un largo rato, haya tasado su pase en algo así como 40 millones? Casi seis veces más...

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