DEPORTES › DIEZ MIL VOCES NO ALCANZARON...
La gente tampoco pudo
Por F. M.
Argentina no pudo con Francia y quedó al margen de las semifinales, pero anoche en el Luna Park, repleto de público, la fiesta volvió a decir presente. Ya en la previa, por las calles aledañas al estadio había clima de festejo adelantado. Los vendedores de gorritas y banderas parecían no dar abasto, el entusiasmo era demasiado y estaba bien: la Selección Argentina de Vóleibol había generado confianza con seis triunfos consecutivos y doblaba la apuesta. Por eso no fue extraño que durante el primer set los hinchas locales amasaran el sueño de otra hazaña y acompañaran con todo cada punto argentino y cada falla del rival. Pero la suerte cambió. Francia se levantó de su pésimo inicio, soportó el juego argentino y la presión del estadio, y consiguió pasar al frente. Lo que siguió para los todos los blanquicelestes, en las tribunas y en la cancha, fue un lento desvencijamiento. Los motivos para alegrarse y vitorear eran disímiles: un remate de Milinkovic o de Elgueta, incluso el esfuerzo de Meana para intentar defender algún buen disparo de los franceses, pero en el tablero los números no mentían. No alcanzaron ni las banderitas agitadas ni el sentimiento imparable de la hinchada para frenar a Francia, que ganó sólo porque jugó mejor. De eso se trataba este partido por los octavos de final. Y ahora vendrá Grecia, mañana. Y ahí habrá que estar.