“¿Nos van a tirar sillas?” En cuanto David Nalbandian llegó a Madrid, un entrenador español buscó entre sonrisas a Martín Jaite, su técnico. “¿Cómo es Mar del Plata?”, preguntó. “¿Nos tirarán sillas?”, bromeó. Argentina y España se enfrentan en la final de la Copa Davis y la elección de la sede, sin embargo, tiene a Nalbandian indignado. Natural de Unquillo, donde se homenajean sus éxitos con una gigantesca raqueta metálica colgada en una plaza, el chico invocó razones técnicas, políticas y espirituales para que la final se jugara en Córdoba, la capital de su provincia. No logró su objetivo: la Asociación Argentina presentó a la Internacional las candidaturas de Córdoba y Mar del Plata, declarando su preferencia por la primera. Al final, se jugará al nivel del mar. Una ofensa para el rey David, que tras la victoria de ayer descargó su bíblica cólera. “Nos beneficiaba muchísimo Córdoba por la altura. Iba a ser más rápido que Mar del Plata: le estamos dando una ventaja enorme a España”, dijo.

“Claramente, los favorecimos (a los españoles). Para mí no fue una decisión inteligente desde el punto de vista deportivo. Rafa (Nadal) y David (Ferrer) llegan de Shanghai el lunes a la noche. El cambio de hora no es fácil en altura, en Córdoba deberían haberse adaptado a 600 metros de altura, que parece que no es nada, pero sí es. Para Rafa, que juega con mucho efecto, acostumbrarse no hubiera sido fácil.”

“Nosotros, claramente, habíamos señalado como primera opción a Córdoba, y la decisión de que se dispute en Mar del Plata no dejó de sorprenderme. Genera un poquito de bronca –dijo Alberto Mancini, el capitán argentino–. “Durante el último mes de lo único que se habló fue de la sede, y se mezclaron los intereses políticos. Nos causó malestar a todos.”

¿Qué piensa Juan Martín Del Potro? “Lógicamente, David quería jugar en su ciudad, yo en la mía, y Cañas en la suya”, contestó entre penumbras tras vencer a Nieminen. “¡Pero si estamos en el Primer Mundo!”, se sorprendió cuando un apagón obligó a parar los partidos. Se contiene Delpo. Protesta Mancini. Muerde Nalbandian. Toca final de la Davis, y el tifón de Unquillo vuelve a soplar. El ogro de todos los finales de temporada se ha despertado. “No sé qué hubiese pasado con David si la Argentina no hubiera llegado a la final –explica Martín Jaite, su entrenador–. Le vino muy bien, en este último tiempo, estar motivado porque tenía la Davis. Tuvo muchas complicaciones en lo físico. No hubiera estado tan motivado como ahora, y venir a Madrid, luego a París, seguro, se le hubiera hecho un poco cuesta arriba. Argentina viene buscando esto mucho tiempo. Hay mucha expectativa, mucha ansiedad.”

España, que ya vivió su propia polémica de resultas de la elección de Madrid como sede de las semifinales contra Estados Unidos, jugará en la Argentina, un país en el que el deporte es religión. Los cinco partidos decisivos reunirán a dos de los clanes mejor avenidos del vestuario. A españoles y argentinos. A Nalbandian y Nadal, que comparten amistad, médico y agente en Europa. Será en Mar del Plata, a nivel del mar, bajo techo y sobre pista rápida. Habrá un poco de todo: hasta un tenista encolerizado.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.