Jueves, 9 de abril de 2009 | Hoy
DEPORTES › OPINIóN
Por Adrián De Benedictis
Una de las grandes falencias que viene padeciendo River en los últimos años es la falta de identidad. Pero para lograr construirla es necesario contar con los pilares adecuados. Es decir, tener en su poder futbolistas de jerarquía, algo que el club de Núñez carece desde hace tiempo. De esa manera, se le hará más difícil prevalecer en el plano internacional. El resultado del martes pasado volvió a dejar en evidencia que, para las situaciones determinantes, River no cuenta con jugadores de categoría diferente. Si bien este año regresó Marcelo Gallardo, el único que luce la camiseta con sentido de pertenencia, ya no está en las mismas condiciones que a mediados de los ’90, donde hacía diferencia por peso propio.
Más allá de que muchos de estos jugadores fueron campeones el año pasado en el torneo local, Ariel Ortega, Alexis Sánchez y Juan Pablo Carrizo le otorgaban un plus adicional que terminó volcando la balanza a su favor. Tener un plantel de jerarquía, como lo tuvo River precisamente en la década del 90, cuando encadenó una gran racha exitosa no sólo en el país sino también en los campeonatos internacionales, significa contar con jugadores donde el resto pueda apoyarse en las instancias límite. Esa ausencia es la que hace que el equipo decline cuando se encuentra frente a momentos de definición.
Un fiel ejemplo de esta situación es Boca. Y entonces los chicos como Roncaglia, Forlín, Viatri, Mouche, García, Noir, Gaitán, Muñoz, Benavídez y muchos otros se sienten respaldados por los Palermo, Ibarra, Battaglia, Riquelme, Palacio o Abbondanzieri. De esa manera, el recambio generacional no sufre contratiempos, y en las próximas temporadas los jóvenes de ahora serán los encargados de conducir los destinos del grupo futuro. Esa suele ser la clave de Boca para seguir cosechando títulos, en todos los ámbitos.
El mencionado Gallardo parece estar demasiado solo como para ser el guía, y el resto no tiene la identificación necesaria para sostener esa idea. Para colmo, los pasos son cada vez más fugaces y cuesta encontrar alguien que lleve más de cuatro años en la institución. Barbosa, Cabral, Nicolás Sánchez, Villagra, Abelairas, Sambueza o Rosales no dan la media para que Augusto y Gustavo Fernández, Bou, Ríos, Domingo y hasta el propio Buonanotte puedan sostenerse.
River todavía tiene dos partidos más para continuar en la Copa y también tiene posibilidades de consagrarse en el torneo Clausura, pero aquella carencia puede volver a traerle problemas. Sobre todo si mira hacia más adelante.
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