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Los trabajadores de Fargo Julio Gudiño y Gabriel Morales fueron absueltos ayer en el juicio oral en el que estaban siendo juzgados por delitos graves que habrían cometido durante una protesta en la planta de la panificadora. “Fue una victoria de los trabajadores”, dijo Gudiño a Página/12 al referirse al fallo absolutorio del tribunal de Mercedes.

Durante los alegatos, que fueron presenciados por representantes de Madres de Plaza de Mayo y otros organismos de derechos humanos, el fiscal Horacio Chiminelli había pedido tres años de cárcel para Morales y dos años y ocho meses para Gudiño. Con argumentos ideológicos más que técnicos solicitó también que fueran procesados todos los testigos que habían participado de una huelga en 2007. “Señora jueza, no quiero un país con huelgas, ocupaciones de fábricas y cortes de ruta, con caos; quiero un país en orden”, había expresado Chiminelli.

Gudiño y Morales estaban acusados de haber cometido privación ilegítima de la libertad y coacción sobre otros obreros para que adhirieran a una medida de fuerza. Fueron detenidos el 25 de mayo de 2007, en el marco de la huelga en la planta de Fargo en Moreno, en reclamo de una equiparación salarial con obreros de otras fábricas y en protesta por algunos despidos. La planta fue desalojada por fuerzas de seguridad, mientras que Gudiño y Morales fueron señalados por el personal directivo y de vigilancia porque habrían tenido una intención intimidatoria hacia sus compañeros.

La abogada Claudia Ferrero, que ejerció la defensa junto a Gustavo Mendieta, afirmó que el fiscal no pudo probar los delitos y que una condena hubiera “legitimado la criminalización de la protesta obrera” y hubiera tenido “un solo beneficiario: la patronal de Fargo, que contaría con un instrumento de intimidación hacia sus empleados por el riesgo que implicaría llevar adelante cualquier medida de fuerza en esa fábrica”. Gudiño, que estudia sociología en la UBA y trabaja en la línea de empaque de la panificadora, agregó que “la patronal se jugó todo en el juicio”.