DEPORTES › SAJA, ROMAGNOLI, MICHELINI Y ACOSTA
La columna vertebral campeona
San Lorenzo terminó 2002 de la misma forma como lo comenzó, con vuelta olímpica en el Nuevo Gasómetro, porque conservó la estructura de un conjunto que tiene cuatro piezas de muy difícil reemplazo. Sebastián Saja y Leandro Romagnoli le dieron aire joven al equipo, Pablo Michelini y Alberto Acosta aportaron el equilibrio que brinda la experiencia.
El arquero tiene la actitud, el carisma y el aura de los líderes. Con apenas 23 años y poco más de 100 partidos en Primera, Saja se adueñó de un puesto ingrato con atajadas y goles para el recuerdo. “Este plantel ya quedó en la historia del club. Estoy seguro que la gente no se va a olvidar de nosotros”, aseguró.
Romagnoli, otro símbolo con inminente destino europeo, ratificó que no le tiemblan las piernas para ser el as triunfal de San Lorenzo con sus gambetas indescifrables, sus repentinos cambios de ritmo y sus goles decisivos. El volante sorteó una lesión ligamentaria sufrida en febrero pasado y retornó con el mismo repertorio mágico sobre el que descansaron las ilusiones de San Lorenzo para festejar otro éxito. “Estoy muy feliz porque terminé el año de la mejor manera, después de haber estado 6 meses inactivo. Volví a dar una vuelta olímpica con San Lorenzo y encima me llamó (Marcelo) Bielsa”.
A los 30 años, Michelini se graduó como un indiscutido para la gente de San Lorenzo, por su despliegue generoso, la entrega y su enorme espíritu, probado en las difíciles épocas de Racing, que cautivó a todos los entrenadores que pasaron desde su llegada a San Lorenzo, contagió a sus compañeros y lo hizo acreedor al mérito.
“Me hubiera encantado jugar la revancha pero el fútbol tiene estas cosas. De todas maneras nada reduce la alegría de haber conseguido otra Copa para aumentar la grandeza de este club”, enfatizó el capitán.
Acosta, en el tramo final de su carrera deportiva, fue el ejemplo del plantel por su estado físico impecable y el aporte de la cuota goleadora que distinguió su trayectoria. Además de superar los 100 tantos con San Lorenzo, fue tutor de un equipo puesto en funcionamiento para aprovechar su capacidad en el área rival.