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“Arquitecto, escultor, hincha de Independiente”

La entrevista a Adolfo Pérez Esquivel en Goles Match produjo un cimbronazo en la cúpula deportiva controlada por el vicealmirante Carlos Lacoste. El Nobel había sido liberado el mismo día de la final entre Argentina y Holanda, después de soportar catorce meses de detención y torturas. El reportaje escrito de modo directo no necesitaba valor agregado. Sin arabescos dialécticos comienza con una cabeza muy breve: “Adolfo Pérez Esquivel, arquitecto, escultor, hincha de Independiente, amante del deporte, Premio Nobel de la Paz 1980”.

La primera pregunta sirvió para acortar distancias con un personaje atípico para una publicación deportiva.

–¿Así que usted es hincha de Independiente y siempre jugó al fútbol?

–Sí. Jugué, jugué al fútbol, claro que cuando tenía algunos años menos. Era jugador de potrero, de equipos de barrio, jugaba de cualquier cosa, pero más de delantero. Antes iba más a la cancha, pero ahora me queda poco tiempo disponible y ese tiempo prefiero dedicárselo a mi familia. Yo soy hincha de Independiente, pero en casa las preferencias están divididas: mi señora es de Boca, uno de mis hijos de San Lorenzo. Pero lo más importante de esto es que sigo muy de cerca todo lo que se refiere al deporte, por lo que representa como expresión popular.

El Mundial ’78 y sus consecuencias también fueron analizados por el Nobel: “Yo pienso que el mundial se ha usado políticamente para otros intereses ajenos al deporte. El deporte no puede estar digitado o manejado por intereses ajenos a su verdadero sentido. Lógicamente, tuvo sus cosas positivas, aunque otras no lo fueron tanto. Ahora, en este momento, ambas cosas están mezcladas, pienso que el tiempo irá decantando todo y al final nos quedaremos con lo positivo”.

Después respondió qué podría rescatarse del torneo organizado por la dictadura: “La participación del pueblo, que fue muy especial, que se produjo en momentos difíciles y que permitió cierta forma de reencuentro. Igualmente, conviene recordar que ese fenómeno fue utilizado para que el pueblo no pensara y se olvidara de otros problemas. Estaba triste y dolorido, pero también contento al ver la alegría de mi pueblo, toda esa explosión de júbilo, los papelitos de Clemente, todo eso, y bueno, yo lo veía como una descarga del pueblo, que quería manifestarse de alguna manera”.

En los últimos días, a Pérez Esquivel lo homenajearon varias veces a treinta años de que recibiera el Nobel de la Paz. Aquel reportaje en la desaparecida Goles Match fue otra especie de premio, un compromiso con la noticia más importante de aquella etapa y un desafío a la dictadura más sangrienta de nuestra historia.

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