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Comienza una nueva temporada y viendo todo (lo poco) que hicieron los clubes en materia de refuerzos no caben dudas de que Boca va ser otra vez protagonista en los dos frentes en los participará: el torneo Clausura y la Copa Libertadores. Los argumentos están a la vista, basta recordar que el plantel no ha sufrido pérdidas importantes –si bien se fue el colombiano Córdoba, tanto Abbondancieri como Caballero están en principio a la altura de las circunstancias– y ha sumado varias promesas de su semillero, juveniles con hambre de gloria, acostumbrados al triunfo aunque más no sea por haber compartido el exitoso ciclo de Carlos Bianchi con los profesionales, durante entrenamientos y pretemporadas. También se sumó un refuerzo de categoría, Diego Crosa (ex Betis), quien en lo poco que jugó aportó la cuota de seguridad que Schiavi no pudo brindar en su momento, al menos con esa contundencia; y fueron repatriados dos delanteros que entusiasman menos, Bracamonte y Moreno, pero están ahí esperando su oportunidad para explotar. Ahora se habla de la llegada del volante croata Antonio Franja (NK Zagreb), que ya fue inscripto telegráficamente en la AFA y podría llegar al club en estos días por intermedio del empresario Alejandro Domínguez.
El técnico Oscar Tabárez tiene material suficiente como para que el equipo continúe por la buena senda y también tiene algo de tiempo para elegir, probar, convencerse y también descartar. A diferencia de lo que sucedía durante la primera campaña de Bianchi, flaca de jugadores y de promesas –la mayoría de los juveniles de este Boca actual fue promovida por el ex entrenador del club–, el uruguayo cuenta con un buen número de jugadores como para plantar dos equipos diferentes, competitivos, y emparchar sin sacrificios las ausencias que puedan presentarse.
Ya están los once titulares en la cabeza del entrenador, son los que debutarán mañana ante Belgrano en Córdoba; salvo Riquelme, quien se sumó a la Selección y será reemplazado por Gaitán. En el arco, Abbondancieri; Forchetti –jugaría en lugar de Martínez, ya que Tabárez, conservador confeso, pretende laterales con más marca–, Crosa, Burdisso y Clemente Rodríguez, los defensores; Battaglia, Serna, Traverso y Gaitán –éste, mientras no pueda contar con Riquelme– serán los volantes; el mellizo Guillermo y Delgado, arriba. Si estos once responden satisfactoriamente, tendrán la chance de debutar el miércoles próximo en la Bombonera ante el Santiago Wanderers chileno, por la Copa Libertadores.
Finalmente no llegó el nueve de área tan pedido y añorado, y esta es quizás la pata floja de la estructura boquense. Pero la apuesta de Tabárez, que es un poco, por obligación, la de Macri y los directivos, es echar mano a los juveniles y arreglarse con eso. Durante los torneos del verano, esa ausencia fue bien disimulada con la aparición de Ariel Carreño, uno de los que piden y dan cada vez más, pero que todavía son chicos y deben templarse a fuego lento y sin presiones.
“La cátedra del fútbol es relativa, lo único que sirve es la realidad de los partidos”, dijo el Maestro Tabárez. Hoy tendrá este Boca su primer examen, llega bien preparado y con la esperanza renovada, pero enfrente, y en cada fecha siguiente, siempre habrá un Otro, igualmente ambicioso y necesitado; eso es lo mejor que tiene el fútbol.