Durante varias décadas, el dominio brasileño sobre Argentina fue notable. Sin embargo, con la aparición de la Generación Dorada, esa tendencia se revirtió. El inicio formal de la paternidad se dio en el Premundial de Neuquén 2001, cuando Argentina se impuso 108-98 en la primera fase y, con ambos clasificados para Indianápolis 2002, completó la faena con un contundente 78-59 en la final. Un año después, luego del histórico triunfo ante el Dream Team, Argentina superó al clásico adversario 78-67 en los cuartos de final del Mundial. Después siguió el Preolímpico 2003, cuando el por entonces equipo de Rubén Magnano se impuso 76-74 en la segunda fase: Argentina obtuvo el boleto para Atenas 2004, mientras que Brasil se quedó sin Juegos. En 2005, los brasileños tuvieron una pequeña alegría en la final del Premundial de Santo Domingo, ante una Argentina sin sus NBA. Pero la revancha se dio en Las Vegas 2007, cuando Argentina, con una enorme tarea de Luis Scola, se quedó con el boleto a Beijing con un inolvidable 91-80 en las semifinales. Los tres últimos están bien fresquitos. En el Mundial de Turquía 2010, otra vez con Scola como figura, el conjunto de Sergio Hernández venció 93-89 al de Magnano para avanzar a los cuartos de final. En el Preolímpico de Mar del Plata 2011, Brasil se tomó revancha en la fase de grupos (73-71), pero Argentina festejó otra vez en la final con un apretado 80-75.