Muchas veces, un gesto marca la calidad humana de un deportista. Y esta vez, ese gesto de grandeza llegó de parte del capitán del seleccionado argentino de básquetbol, Luis Scola, que le cedió al taekwondista Sebastián Crismanich, único campeón olímpico argentino en Londres 2012, el honor de portar la bandera argentina en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. “Luis Scola le cedió la bandera a Crismanich, muestra la calidad de un grande del deporte. Gracias”, escribió Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), en su cuenta de Twitter. Scola, de 32 años, había sido designado como cabeza de la delegación argentina para el cierre por su liderazgo en la Generación Dorada, que hoy buscará una medalla por tercer Juego Olímpico consecutivo. El pivote se subió junto a sus compañeros a lo más alto del podio en Atenas 2004 y se adjudicó la medalla de bronce –que intentará renovar hoy– en Beijing 2008. Pero, por decisión propia, el flamante jugador de Phoenix Suns delegó su protagonismo en Crismanich, primer atleta argentino en ganar una medalla de oro individual luego de 64 años con su consagración en la categoría hasta 80 kilos de taekwondo. Para la ceremonia inaugural, la Confederación Argentina de Básquetbol había propuesto a Scola como abanderado, pero el ala pivote quedó relegado en la votación que finalmente se adjudicó Luciana Aymar.