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–¿Qué representa el fútbol para los argentinos?
–Creo que si esto no se entiende como la pasión que es, es incomprensible. Me pregunto ¿qué otra cosa puede movilizarme para que yo salte y me abrace con alguien que está al lado? Nada, excepto el fútbol. El nacimiento de mi hijo fue algo fundamental pero no salté ni me abracé con nadie cuando nació. El fútbol es algo que te puede generar un cambio absoluto de humor y de sentimientos en una fracción de segundo. Estás perdiendo un clásico y ya te estás imaginando seis meses de gaste y sufrimiento, y de golpe se empató y pasa a ser una especie de jolgorio que te da vuelta el estado de ánimo. En países como en nuestro, el fútbol está asociado al orgullo, a sentirse orgulloso de algo. En un país, claro, donde ese tipo de jerarquías es por lo menos dudosa: “Argentina, el mejor país del mundo”; “la Policía Federal, la mejor del mundo”; “la 9 de Julio, es la calle más ancha del mundo”, “Rivadavia, la más larga”, etcétera. Todas cosas muy dudosas y, por otra parte, a quién le importa y ¿hasta qué punto son cosas para enorgullecerse? ¿Para qué queremos disputar algo en ese aspecto? Pero si hay un rubro donde realmente, a juzgar por las pruebas, pertenecemos a un grupo de los mejores ha sido siempre en el fútbol. Porque hay nombres y apellidos. Está Di Stefano, está Sívori y están los miles de tipos que juegan en los mejores equipos del mundo. Y eso nos da a los argentinos, que siempre estamos acomplejados por no estar en los centros de decisión mundiales, algo a qué aferrarse. El fútbol argentino es un rasgo de identidad muy concreto, y cuando hay orgullo no es copia. Me parece bien que los chicos cuando juegan al fútbol digan “soy Batistuta” y “yo soy Maradona”, son puntos de referencia argentinos. Argentina generó un jugador como Maradona, como Brasil generó a un Pelé, y es muy difícil que aparezcan jugadores así en Bélgica. Tiene que haber una cultura muy manifiesta alrededor. Si Colombia dio a García Márquez, no creo que sea un elemento extemporáneo dentro de la cultura, hay un movimiento literario muy fuerte en Colombia. A Maradona lo generó un movimiento futbolístico muy grande.