DEPORTES
“El clásico rosarino me pone tenso”
Por Facundo Martínez
–¿El clásico rosarino es lo mejor del fútbol?
–No, a mí me tensiona mucho. En otros aspectos soy un tipo racional pero no puedo manejar el hecho de que con el fútbol sufro demasiado. Y el clásico es el momento cúlmine de la tensión, mucho más que con la Selección en los mundiales. Me da mucha bronca, porque no puedo disfrutar tanto. En cambio, si voy a ver un River-Boca, lo disfruto porque no me importa quién gane. Por ahí uno tiene alguna cercanía por un equipo porque juega alguien que jugó en Central, pero no más. Después, me gusta ver a los equipos que juegan bien y por ahí quiero que ganen. Pero un Central-Newell’s es algo muy fuerte: son dos equipos para una ciudad.
–¿Eso potencia la rivalidad?
–Creo que las rivalidades se potencian en la equivalencia. Si Boca le ganara siempre a River, el superclásico no tendría sentido. Y Central y Newell’s tienen una equivalencia enorme: en ciento y pico de partidos, Central tiene una diferencia de seis o siete a favor, y en títulos también están muy parejos. Y la cosa se potencia por todo eso, por las cargadas y demás. Es “Durmiendo con el enemigo”, ¿no?
–¿Qué etapa de Newell’s le dolió más como hincha de Central?
–La era de Marcelo Bielsa. Porque era un gran equipo de Newell’s, que participó en dos copas Libertadores, frente a un equipo de Central que era regular. Y Newell’s le quitaba protagonismo a Central: uno prendía el televisor y tenía los partidos de ellos, entrevistas a los jugadores de ellos; en los diarios también. Un poco lo que pasa ahora, pero al revés. Por eso entiendo que la gente de Newell’s se haya preocupado por armar un equipo más competitivo.
–¿Y ni hablar de Maradona en Newell’s?
–Con Maradona, acaparó totalmente el protagonismo. Pero eso fue sólo al principio, después creo que terminó siendo capitalizado por la gente de Central, porque Maradona finalmente no hizo mucho por Newell’s: no hizo ningún gol, no jugó ningún clásico. Era como si uno tuviera una gran rivalidad con un vecino que se compra una Ferrari pero no la puede sacar del garaje. Es más bien un motivo de joda que de bronca.