Lunes, 14 de julio de 2014 | Hoy
DEPORTES › LA TRISTEZA DE LOS JUGADORES ARGENTINOS TRAS LA DERROTA
Así lo sintetizó Javier Mascherano a Página/12. “No sé si vamos a poder dormir”, afirmó. Mucha angustia en el silencio. “Ojalá que esto sirva para ayudar a que la liga argentina mejore”, se esperanzó el alma del equipo argentino.
Por Adrián De Benedictis
Desde Río de Janeiro
La primera derrota en el Mundial se dio en el momento menos deseado. El encuentro que habían soñado tanto terminó siendo una pesadilla. Como el golpe se sintió con profundidad en la intimidad del vestuario, las caras serias evidenciaban el estado de ánimo de los jugadores. El clima en la zona mixta no era el mejor, y la salida de los protagonistas fue en silencio para la mayoría. Sólo algunos fueron los que se detuvieron a dialogar con la prensa, con los ojos húmedos y con un dejo de tristeza muy grande.
“No me importa haber ganado el Balón de Oro al mejor jugador del Mundial, yo prefería ganar este partido”, alcanzó a decir Lionel Messi. Las sonrisas que se habían visto en los seis partidos anteriores ya no estaban presentes, y hasta el propio Ezequiel Lavezzi, el más bromista del grupo, ni siquiera tuvo intenciones de levantar la cabeza. En su mano izquierda llevaba el equipaje, en una despedida envuelta por la melancolía y rodeada de nostalgia.
Como el clima no estaba apto para consultas punzantes, el defensor Pablo Zabaleta tuvo una reacción inesperada con un periodista, quien lo había consultado por la jugada del gol, dando a entender que él había sido el responsable. “Primero no sé qué fue lo que viste”, soltó el hombre del Manchester City, quien dio unos pasos y se detuvo para volver a contestarle: “Además, sos un irrespetuoso”.
Cuando Página/12 le preguntó a Javier Mascherano qué había faltado para alcanzar la Copa, el volante contestó: “Nada, se nos escapó a lo último. Es difícil de explicar todo esto, el dolor es inmenso, pero hemos representado al país de la mejor manera”. Mascherano no se olvidó de las carencias que atraviesa el fútbol argentino, y deslizó la chance de que lo que hizo esta Selección “sirva para que pueda ayudar a que la liga argentina mejore”.
Los jugadores fueron saliendo por tandas, en fila, cada uno con su bolso, y con la mirada perdida. El hecho de haber dejado pasar una gran oportunidad lo sintieron con mucha profundidad, y sobre todo entienden que el desquite no será pronto, y el tiempo ahora tendrá que desatar el nudo que tienen en el pecho.
Demichelis elige no detenerse ante la prensa, pero se adelanta unos pasos y decide parar a explicar sus sensaciones. “Es una gran pena, estuvimos cerca”, señaló. Más tarde, el defensor dio un mensaje en la cuenta de una red social: “Gracias a todos los argentinos por el apoyo que recibimos. De verdad”.
El micro esperaba con el motor encendido para trasladar a toda la delegación de nuevo al Hotel Radisson. “No sé si vamos a poder dormir”, agregó Mascherano. La noche ya se había presentado en Río de Janeiro y los jugadores ni siquiera sentían la necesidad de comer, a pesar del esfuerzo que habían realizado en la cancha. La intención era abandonar este país lo más rápido posible, y esta misma mañana partirán hacia Buenos Aires. No había ningún consuelo.
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