En su marcha hacia Berlín, la Selección Argentina recoge simpatías de protagonistas y sectores impensados. Tal el caso de Ruud van Nistelrooy (foto), el peligroso delantero holandés, que dio al equipo nacional como su candidato. “Que sea la Argentina. ¿Por qué? Porque jugué contra ellos, por sus fans y por sus jugadores. Simplemente quiero que ganen el campeonato mundial”, señaló.

También Giovanni Trapattoni, el polémico entrenador italiano, inclinó su favoritismo hacia el equipo de Pekerman. “Antes, los favoritos eran los brasileños, pero ahora la gran candidata es Argentina, que conjuga mentalidad, orgullo, condición física e individualidades”, aseguró el predecesor de Marcello Lippi en la selección italiana.

Hasta el Washington Post se declaró fanático de la Selección, en este caso por una razón muy particular: Diego Maradona. “No tuve suficiente de Diego Maradona –escribe su enviado Jason La Canfora–. Dénme un Diego desesperado mientras la Argentina languidece. Dénme un Diego poseso, saltando y gritando después de que un gol se ha convertido. Dénme un Diego luciendo como si perteneciera a la tribuna con sus hinchas tatuados, vistiendo una camiseta argentina y jeans gastados mientras se da la mano con los trajes y corbatas que lo rodean en la tribuna VIP. Espero que la Argentina llegue al menos a la final, porque no estoy preparado para que me alejen de Maradona ahora, ni mucho menos (...) El carisma de Diego ha sido siempre que sus caídas y sus brillantes sucesos fueron tan públicos. Vino de la nada, y en varios momentos regresó a la nada, y siempre ha sido de la gente. (...) Y cuando se halla en estado catatónico justo antes del inicio del suplementario en Argentina-México, como si estuviera en la sala de espera de un hospital mientras un ser amado es sometido a una operación para salvarle la vida, estoy con él. Con Diego, siempre hay algo para ver.”