Jueves, 3 de abril de 2008 | Hoy
ECONOMíA › OPINION
Por Fernando Krakowiak
Durante los 21 días que duró el lockout rural el presidente de Federación Agraria, Eduardo Buzzi, defendió los intereses de los pequeños y medianos productores. El problema es que lo hizo con los mismos argumentos que utiliza la Sociedad Rural. Fue el principal aliado de los sectores más concentrados del campo que legitimaron sus exigencias detrás del halo de centroizquierda que les imprimió a sus discursos. Ayer mencionó a los dirigentes de la Federación que fueron perseguidos durante la última dictadura militar para desmentir una supuesta actitud golpista y recordó a los “25 pibes de menos de un año que se mueren por día por causas evitables”, para mostrar que a un sector de la sociedad la comida le falta desde antes del lockout, pero al mismo tiempo criticó las retenciones a las exportaciones como si fuera Luciano Miguens.
“No es cierto que las retenciones tengan que ver con un sistema que amortigüe los precios en el mercado doméstico y tampoco tienen que ver con redistribución. Es una medida fiscalista y recaudatoria que tiene como objeto llevar recursos del conjunto de la economía de la pueblos a la Casa Rosada para disciplinar gobernadores e intendentes”, sostuvo. También criticó “la demonización de la soja”, pese a que muchos de sus representados fueron desplazados por los pooles de siembra, justamente debido a la expansión indiscriminada de ese cultivo.
A lo largo del conflicto se la pasó diciendo que no todo el campo es lo mismo, pero hizo muy poco para diferenciarse. El lunes fue el primero en ratificar la continuidad del lockout luego del discurso presidencial, pese a que los reintegros anunciados por el Gobierno retrotraían la situación de sus representados al 11 de marzo, tal como él mismo lo había pedido. Cuando Página/12 le preguntó en la conferencia de prensa por qué tomaba esa determinación respondió que también hacía falta discutir “quién es el sujeto agrario de la república”. Una exigencia demasiado vaga como para justificar la continuidad de semejante lockout.
En un pasado no muy lejano, Federación Agraria planteaba la necesidad de recrear las juntas nacionales de carne y granos para que el mercado no fuera el único asignador de recursos en el campo. Sin embargo, ayer no hizo una sola mención a ese tema y cuando un chacarero le gritó, en medio de su discurso, que pidiera por la reforma agraria se limitó a sonreír. Buzzi afirma que las diferencias con el resto de las entidades están claras más allá de la alianza coyuntural que supuso este conflicto y hace valer la historia para justificarlo. Es cierto, el pasado no deja dudas. El problema es el presente.
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